1. El amor y la locura
Cuentan que una vez se reunieron todos los
sentimientos y cualidades del hombre.
¿Cuáles sentimientos conocés?
2. Cuando el aburrimiento bostezaba por tercera
vez, la locura como siempre tan loca propuso:
“Vamos a jugar a los escondidos”.
La curiosidad preguntó:“¿A las escondidas? ¿Y
eso cómo es?”
3. “Es un juego” - explicó la locura - “yo me tapo la cara
y comienzo a contar desde uno hasta un millón,
mientras ustedes se esconden, y cuando yo termino
de contar, el primero de ustedes que yo encuentre,
ocupará mi lugar para continuar el juego”.
4. El entusiasmo bailó y la euforia también.
La alegría dio tantos saltos que convenció a
la duda, e incluso a la indiferencia, a la que
nunca le interesaba nada.
Pero no todos quisieron participar, la
verdad prefirió no esconderse. ¿Para qué? Si
al final siempre la encontraban, y la soberbia
pensó que era un juego muy tonto y la
cobardía prefirió no tomar riesgos.
5. “Uno, dos, tres...” empezó a contar la locura.
La primera en esconderse fue la pereza que
obviamente, se escondió en la primera piedra del
camino. La fe subió al cielo y la envidia se encontró
tras la sombra del triunfo.
6. La generosidad casi no alcanzaba a esconderse,
cada sitio que encontraba le parecía maravilloso
para alguno de sus amigos.
El egoísmo, en cambio, encontró un sitio muy
bueno desde el principio, ventilado, cómodo,
pero sólo para él. La mentira se escondió en el
fondo de los océanos, y la pasión y el deseo en
los volcanes y me olvidé dónde se escondió el
olvido.
7. Cuando la locura estaba contando 999.999, el
amor todavía no había encontrado sitio para
esconderse, pues todo estaba ocupado, hasta que al
final vio un rosal y se escondió entre las flores.
“Un millón” contó la locura y comenzó a buscar.
La primera en aparecer fue la pereza solo a tres
pasos de una piedra. Después se escuchó a la fe
discutiendo con Dios. Después, la locura encontró a
la pasión y al deseo en los volcanes. Cuando
encontró a la envidia pudo deducir donde estaba el
triunfo. El egoísmo salió sólo y rápido de su
escondite.
8. De tanto caminar, la locura sintió sed y al
acercarse al lago descubrió la belleza, y con la
duda resultó todavía más fácil, la encontró
sentada cerca sin decidir aun de que lado
esconderse.
Así fue encontrando a todos. El talento, entre
la hierba fresca, a la angustia, en una oscura
cueva, a la mentira en el fondo de los océanos.
También, encontró al olvido que ya se había
olvidado que jugaba a las escondidas.
9.
10. Pero sólo el amor no aparecía por ningún
sitio. La locura buscó detrás de cada árbol,
debajo de cada piedra, en las cimas de las
montañas, y cuando estaba por darse por
vencido vio un rosal, tomó una horquilla y
comenzó a mover las ramas, cuando de
pronto, un doloroso grito se escuchó.
11. Las espinas habían herido los ojos del
amor. La locura no sabía que hacer para
disculparse, lloró, rogó, imploró, pidió perdón
y hasta prometió ser su lazarillo.
Desde entonces, desde que por primera vez
se jugó a las escondidas en la tierra: El amor
es ciego y la locura siempre lo acompaña.