El delantal de la abuela tenía múltiples usos prácticos y emocionales. Servía para proteger la ropa, transportar huevos, pollitos y verduras del jardín, secar lágrimas de los niños, quitar el polvo, anunciar que la comida estaba lista agitándolo en la puerta, y ofrecía comodidad y refugio de diferentes maneras. Representaba un objeto multifuncional indispensable en la vida rural que será difícil de reemplazar.