1) El narrador adopta un gato negro llamado Plutón que se convierte en su amigo más querido.
2) Con el tiempo, el narrador desarrolla un problema con la bebida que cambia su personalidad y lo lleva a lastimar a Plutón en un ataque de ira ebria.
3) Más tarde, en un arrebato de "perversidad", el narrador ahorca a Plutón desde un árbol, arrepintiéndose después profundamente. Su casa luego se quema en un incendio.
Evocaciones trascendentales de un día cualquiera - Demis Pinedo Romo - AUTOBI...Demis Pinedo Romo
Ejercicio de autobiografía planteado por el profesor de Fundamentos en la Comunicación Visual durante mi primer semestre en Artes Plásticas. (2011).
Breve cuento creado a partir de hechos reales que transcurrieron durante mi niñez.
Antes que una autobiografía, esta narración hace parte de uno de los muchos "cuentos" con que podría narrar mi historia personal.
Novela en la que la autora ha sabido combinar tan bien conocimientos prácticos de magia con un entendimiento muy claro de Psicología. Estas ediciones de sus novelas marcan un zenit de su labor literaria y una introducción a las antiguas enseñanzas de lo oculto.
“La Puerta del Dolor” está dedicado a quienes hicieron de su vida una cerradura oxidada, aquellos que cruelmente desataron los miedos de su ser sin importar las consecuencias que traerían los ángeles caídos que una vez fueron sueños por cumplir, las promesas a medias, las ilusiones perdidas y la esperanza que no existió pero vilmente pendía de un hilo donde la tijera de tu corazón fastidiado cortó para no depender de ella nunca más. ¿Por qué tanto dolor? Porque de esto sé escribir, nadie me enseñó más que los propios pasos por donde caminé incontables veces hasta darme de topes con la cabeza y confirmar que sufrir me mantenían con vida y al borde de la muerte también.
Evocaciones trascendentales de un día cualquiera - Demis Pinedo Romo - AUTOBI...Demis Pinedo Romo
Ejercicio de autobiografía planteado por el profesor de Fundamentos en la Comunicación Visual durante mi primer semestre en Artes Plásticas. (2011).
Breve cuento creado a partir de hechos reales que transcurrieron durante mi niñez.
Antes que una autobiografía, esta narración hace parte de uno de los muchos "cuentos" con que podría narrar mi historia personal.
Novela en la que la autora ha sabido combinar tan bien conocimientos prácticos de magia con un entendimiento muy claro de Psicología. Estas ediciones de sus novelas marcan un zenit de su labor literaria y una introducción a las antiguas enseñanzas de lo oculto.
“La Puerta del Dolor” está dedicado a quienes hicieron de su vida una cerradura oxidada, aquellos que cruelmente desataron los miedos de su ser sin importar las consecuencias que traerían los ángeles caídos que una vez fueron sueños por cumplir, las promesas a medias, las ilusiones perdidas y la esperanza que no existió pero vilmente pendía de un hilo donde la tijera de tu corazón fastidiado cortó para no depender de ella nunca más. ¿Por qué tanto dolor? Porque de esto sé escribir, nadie me enseñó más que los propios pasos por donde caminé incontables veces hasta darme de topes con la cabeza y confirmar que sufrir me mantenían con vida y al borde de la muerte también.
1. ElGatoNegro
EdgarAllanPoe
N i espero ni quiero que se dé
crédito a la historia más
extraordinaria, y, sin embargo, más
efectos naturalísimos.
La docilidad y humanidad de mi
familiar, que voy a referir. carácter sorprendieron desde mi
Tratándose de un caso en el que mis infancia. Tan notable era la ternura
sentidos se niegan a aceptar su de mi corazón, que había hecho de
propio testimonio, yo habría de mí el juguete de mis amigos. Sentía
estar realmente loco si así lo creyera. una auténtica pasión por los
No obstante, no estoy loco, y, con animales, y mis padres me
toda seguridad, no sueño. Pero permitieron poseer una gran
mañana puedo morir y quisiera variedad de favoritos. Casi todo el
aliviar hoy mi espíritu. Mi inmediato tiempo lo pasaba con ellos, y nunca
deseo es mostrar al mundo, clara, me consideraba tan feliz como
concretamente y sin comentarios, cuando los daba de comer o los
una serie de simples acariciaba. Con los años aumentó
esta particularidad de
mi carácter, y cuando
fui hombre hice de
ella una de mis
principales fuentes de
goce. Aquellos que
han profesado afecto
a un perro fiel y sagaz
no requieren la
acontecimientos domésticos que, explicación de la naturaleza o
por sus consecuencias, me han intensidad de los goces que eso
aterrorizado, torturado y puede producir. En el amor
anonadado. A pesar de todo, no desinteresado de un animal, en el
trataré de esclarecerlos. A mí casi no sacrificio de sí mismo, hay algo que
me han producido otro sentimiento llega directamente al corazón del
que el de horror; pero a muchas que con frecuencia ha tenido
personas les parecerán menos ocasión de comprobar la amistad
terribles que barrotes. Tal vez más mezquina y la frágil fidelidad del
tarde haya una inteligencia que Hombre natural.
reduzca mi fantasma al estado de
lugar común. Alguna inteligencia Me casé joven. Tuve la suerte de
más serena, más lógica y mucho descubrir en mi mujer una
menos excitable que la mía, disposición semejante a la mía.
encontrará tan sólo en las Habiéndose dado cuenta de mi
circunstancias que relato con terror gusto por estos favoritos domésticos,
una serie normal de causas y de no perdió ocasión alguna de
2. proporcionármelos de la especie mi camino. Pero iba
más agradable. Tuvimos pájaros, un secuestrándome mi mal, porque,
pez de color de oro, un magnífico ¿qué mal admite una comparación
perro, conejos, un mono pequeño y con el alcohol? Andando el tiempo,
un gato. el mismo Plutón, que envejecía y,
naturalmente se hacía un poco
Era este último animal muy fuerte y huraño, comenzó a conocer los
bello, completamente negro y de una efectos de mi perverso carácter.
sagacidad maravillosa. Mi mujer,
que era, en el fondo, algo Una noche, en ocasión de regresar a
supersticiosa, hablando de su casa completamente ebrio, de vuelta
inteligencia, aludía frecuentemente de uno de mis frecuentes
a la antigua creencia popular que escondrijos del barrio, me pareció
consideraba a todos los gatos negros que el gato evitaba mi presencia. Lo
como brujas disimuladas. No quiere cogí, pero él, horrorizado por mi
esto decir que hablara siempre en violenta actitud, me hizo en la mano,
serio sobre este particular, y lo con los dientes, una leve herida. De
consigno sencillamente porque lo mí se apoderó repentinamente un
recuerdo. furor demoníaco. En aquel instante
dejé de conocerme. Pareció como si,
Plutón—llamabas así el gato—era mi de pronto, mi alma original hubiese
predilecto amigo. Sólo yo le daba de abandonado mi cuerpo, y una
comer, y adondequiera que fuese me ruindad súper demoníaca, saturada
seguía por la casa. Incluso me de ginebra, se filtró en cada una de
costaba trabajo impedirle que me las fibras de mi ser. Del bolsillo de
siguiera por la calle. mi chaleco saqué un cortaplumas, lo
abrí, cogí al pobre animal por la
Nuestra amistad subsistió así garganta y, deliberadamente, le
algunos años, durante los cuales mi vacié un ojo... Me cubre el rubor, me
carácter y mi temperamento—me abrasa, me estremezco al escribir
sonroja confesarlo—, por causa del esta abominable atrocidad.
demonio de la intemperancia, sufrió
una alteración radicalmente funesta. Cuando, al amanecer, hube
De día en día me hice más taciturno, recuperado la razón, cuando se
más irritable, más indiferente a los hubieron disipado los vapores de mi
sentimientos ajenos. Empleé con mi crápula nocturna, experimenté un
mujer un lenguaje brutal, y con el sentimiento mitad horror, mitad
tiempo la afligí incluso con remordimiento, por el crimen que
violencias personales. había cometido. Pero, todo lo más,
Naturalmente, mi pobre favorito era un débil y equívoco sentimiento,
debió de notar el cambio de mi y el alma no sufrió sus acometidas.
carácter. No solamente no les hacía Volví a sumirme en los excesos, y no
caso alguno, sino que los tardé en ahogar en el vino todo
maltrataba. Sin embargo, por lo que recuerdo de mi acción.
se refiere a Plutón, aún despertaba
en mí la consideración suficiente Curó entre tanto el gato lentamente.
para no pegarle. En cambio, no La órbita del ojo perdido
sentía ningún escrúpulo en presentaba, es cierto, un aspecto
maltratar a los conejos, al mono e espantoso. Pero después, con el
incluso al perro, cuando, por tiempo, no pareció que se daba
casualidad o afecto, se cruzaban en cuenta de ello. Según su costumbre,
3. iba y venía por la casa; pero, como me había dado motivo alguno para
debí suponerlo, en cuanto veía que encolerizarme con él. Lo ahorqué
me aproximaba a él, huía porque sabía que al hacerlo cometía
aterrorizado. Me quedaba aún lo un pecado, un pecado mortal que
bastante de mi antiguo corazón para comprometía a mi alma inmortal,
que me afligiera aquella manifiesta hasta el punto de colocarla, si esto
antipatía en una criatura que tanto fuera posible, lejos incluso de la
me había amado anteriormente. misericordia infinita del muy
Pero este sentimiento no tardó en terrible y misericordioso Dios.
ser desalojado por la irritación.
Como para mi caída final e En la noche siguiente al día en que
irrevocable, brotó entonces el fue cometida una acción tan cruel,
espíritu de perversidad, espíritu del me despertó del sueño el grito de:
que la filosofía no se cuida ni poco ni "¡Fuego!" Ardían las cortinas de mi
mucho. lecho. La casa era una gran hoguera.
No sin grandes dificultades, mi
No obstante, tan seguro como que mujer, un criado y yo logramos
existe mi alma, creo que la escapar del incendio. La destrucción
perversidad es uno de los primitivos fue total. Quedé arruinado, y me
impulsos del corazón humano, una entregué desde entonces a la
de esas indivisibles primeras desesperación.
facultades o sentimientos que
dirigen el carácter del hombre... No intento establecer relación
¿Quién no se ha sorprendido alguna entre causa y efecto con
numerosas veces cometiendo una respecto a la atrocidad y el desastre.
acción necia o vil, por la única razón Estoy por encima de tal debilidad.
de que sabía que no debía Pero me limito a dar cuenta de una
cometerla? ¿No tenemos una cadena de hechos y no quiero omitir
constante inclinación, pese a lo el menor eslabón. Visité las ruinas el
excelente de nuestro juicio, a violar día siguiente al del incendio.
lo que es la ley, simplemente porque Excepto una, todas las paredes se
comprendemos que es la Ley? habían derrumbado. Esta sola
excepción la constituía un delgado
Digo que este espíritu de tabique interior, situado casi en la
perversidad hubo de producir mi mitad de la casa, contra el que se
ruina completa. El vivo e insondable apoyaba la cabecera de mi lecho. Allí
deseo del alma de atormentarse a sí la fábrica había resistido en gran
misma, de violentar su propia parte a la acción del fuego, hecho
naturaleza, de hacer el mal por amor que atribuí a haber sido renovada
al mal, me impulsaba a continuar y recientemente. En torno a aquella
últimamente a llevar a efecto el pared se congregaba la multitud, y
suplicio que había infligido al numerosas personas examinaban
inofensivo animal. Una mañana, a una parte del muro con atención
sangre fría, ceñí un nudo corredizo viva y minuciosa. Excitaron mi
en torno a su cuello y lo ahorqué de curiosidad las palabras: "extraño",
la rama de un árbol. Lo ahorqué con "singular", y otras expresiones
mis ojos llenos de lágrimas, con el parecidas. Me acerqué y vi, a modo
corazón desbordante del más de un bajorrelieve esculpido sobre la
amargo remordimiento. Lo ahorqué blanca superficie, la figura de un
porque sabía que él me había gigantesco gato. La imagen estaba
amado, y porque reconocía que no copiada con una exactitud realmente
4. maravillosa. Rodeaba el cuello del componían el mobiliario más
animal una cuerda. importante de la sala. Hacía ya
algunos momentos que miraba a lo
Apenas hube visto esta aparición— alto del tonel, y me sorprendió no
porque yo no podía considerar haber advertido el objeto colocado
aquello más que como una aparición encima. Me acerqué a él y lo toqué.
—, mi asombro y mi terror fueron Era un gato negro, enorme, tan
extraordinarios. Por fin vino en mi corpulento como Plutón, al que se
amparo la reflexión. Recordaba que parecía en todo menos en un
el gato había sido ahorcado en un pormenor: Plutón no tenía un solo
jardín contiguo a la casa. A los gritos pelo blanco en todo el cuerpo, pero
de alarma, el jardín fue invadido éste tenía una señal ancha y blanca
inmediatamente por la aunque de forma indefinida, que le
muchedumbre, y el animal debió de cubría casi toda la región del pecho.
ser descolgado por alguien del árbol
y arrojado a mi cuarto por una Apenas puse en él mi mano, se
ventana abierta. Indudablemente se levantó repentinamente,
hizo esto con el fin de despertarme. ronroneando con fuerza, se restregó
El derrumbamiento de las restantes contra mi mano y pareció contento
paredes había comprimido a la de mi atención. Era pues, el animal
víctima de mi crueldad en el yeso que yo buscaba. Me apresuré a
recientemente extendido. La cal del proponer al dueño su adquisición,
muro, en combinación con las pero éste no tuvo interés alguno por
llamas y el amoníaco del cadáver, el animal. Ni le conocía ni le había
produjo la imagen tal como yo la visto hasta entonces.
veía.
Continué acariciándole, y cuando
Aunque prontamente satisfice así a me disponía a regresar a mi casa, el
mi razón, ya que no por completo mi animal se mostró dispuesto a
conciencia, no dejó, sin embargo, de seguirme. Se lo permití, e
grabar en mi imaginación una huella inclinándome de cuando en cuando,
profunda el sorprendente caso que caminamos hacia mi casa
acabo de dar cuenta. Durante acariciándole. Cuando llego a ella se
algunos meses no pude liberarme encontró como si fuera la suya, y se
del fantasma del gato, y en todo este convirtió rápidamente en el mejor
tiempo nació en mi alma una especie amigo de mi mujer.
de sentimiento que se parecía,
aunque no lo era, al remordimiento. Por mi parte, no tardó en formarse
Llegué incluso a lamentar la pérdida en mí una antipatía hacia él. Era,
del animal y a buscar en torno mío, pues, precisamente, lo contrario de
en los miserables tugurios que a la lo que yo había esperado. No sé
sazón frecuentaba, otro favorito de cómo ni por qué sucedió esto, pero
la misma especie y de facciones su evidente ternura me enojaba y
parecidas que pudiera sustituirle. casi me fatigaba. Paulatinamente,
estos sentimientos de disgusto y
Acábame sentado una noche, medio fastidio acrecentaron hasta
aturdido, en un bodegón infame, convertirse en la amargura del odio.
cuando atrajo repentinamente mi Yo evitaba su presencia. Una especie
atención un objeto negro que yacía de vergüenza, y el recuerdo de mi
en lo alto de uno de los inmensos primera crueldad, me impidieron
barriles de ginebra o ron que que lo maltratara. Durante algunas
5. semanas me abstuve de pegarle o de que me inspiraba el animal váyanse
tratarle con violencia; pero gradual, acrecentado a causa de una de las
insensiblemente, llegué a sentir por fantasías más perfectas que es
él un horror indecible, y a eludir en posible imaginar. Mi mujer, no
silencio, como si huyera de la peste, pocas veces, había llamado mi
su odiosa presencia. atención con respecto al carácter de
la mancha blanca de que he hablado
Sin duda, lo que aumentó mi odio y que constituía la única diferencia
por el animal fue el descubrimiento perceptible entre el animal extraño y
que hice a la mañana del siguiente aquel que había matado yo.
día de haberlo llevado a casa. Como Recordará, sin duda, el lector que
Plutón, también él había sido esta señal, aunque grande, tuvo
privado de uno de sus ojos. Sin primitivamente una forma
embargo, esta circunstancia indefinida. Pero lenta,
contribuyó a hacerle más grato a mi gradualmente, por fases
mujer, que, como he dicho ya, imperceptibles y que mi razón se
poseía grandemente la ternura de esforzó durante largo tiempo en
sentimientos que fue en otro tiempo considerar como imaginaria, había
mi rasgo característico y el frecuente concluido adquiriendo una nitidez
manantial de mis placeres más rigurosa de contornos.
sencillos y puros.
En ese momento era la imagen de
Sin embargo, el cariño que el gato un objeto que me hace temblar
me demostraba parecía crecer en nombrarlo. Era, sobre todo, lo que
razón directa de mi odio hacia él. me hacía mirarle como a un
Con una tenacidad imposible de monstruo de horror y repugnancia, y
hacer comprender al lector, seguía lo que, si me hubiera atrevido, me
constantemente mis pasos. En hubiese impulsado a librarme de él.
cuanto me sentaba, acurrucabas Era ahora, digo, la imagen de una
bajo mi silla, o saltaba sobre mis cosa abominable y siniestra: la
rodillas, cubriéndome con sus imagen ¡de la horca! ¡OH lúgubre y
caricias espantosas. Si me levantaba terrible máquina, máquina de
para andar, mediase entre mis espanto y crimen, de muerte y
piernas y casi me derribaba, o bien, agonía!
clavando sus largas y agudas garras
en mi ropa, trepaba por ellas hasta Yo era entonces, en verdad, un
mi pecho. En esos instantes, aun miserable, más allá de la miseria
cuando hubiera querido matarle de posible de la Humanidad. Una
un golpe, me lo impedía en parte el bestia bruta, cuyo hermano fue
recuerdo de mi primer crimen; pero, aniquilado por mí con desprecio,
sobre todo, me apresuro a una bestia bruta engendraba en mí
confesarlo, el verdadero terror del en mí, hombre formado a imagen
animal. del Altísimo, tan grande e
intolerable infortunio. ¡Ay! Ni de día
Este terror no era positivamente el ni de noche conocía yo la paz del
de un mal físico, y, no obstante, me descanso. Ni un solo instante,
sería muy difícil definirlo de otro durante el día, derrábame el animal.
modo. Casi me avergüenza Y de noche, a cada momento,
confesarlo. Aun en esta celda de cuando salía de mis sueños lleno de
malhechor, casi me avergüenza indefinible angustia, era tan sólo
confesar que el horror y el pánico para sentir el aliento tibio de la cosa
6. sobre mi rostro y su enorme peso, varios proyectos. Pensé por un
encarnación de una pesadilla que yo instante en fragmentar el cadáver y
no podía separar de mí y que parecía arrojar al suelo los pedazos. Resolví
eternamente posada en mi corazón. después cavar una fosa en el piso de
la cueva. Luego pensé arrojarlo al
Bajo tales tormentos sucumbió lo pozo del jardín. Cambien la idea y
poco que había de bueno en mí. decidí embalarlo en un cajón, como
Infames pensamientos convirtieron una mercancía, en la forma de
se en mis íntimos; los más sombríos, costumbre, y encargar a un
los más infames de todos los mandadero que se lo llevase de casa.
pensamientos. La tristeza de mi Pero, por último, me detuve ante un
humor de costumbre se acrecentó proyecto que consideré el mas
hasta hacerme aborrecer a todas las factible. Me decidí a emparedarlo en
cosas y a la Humanidad entera. Mi el sótano, como se dice que hacían
mujer, sin embargo, no se quejaba en la Edad Media los monjes con sus
nunca ¡Ay! Era mi paño de lágrimas víctimas.
de siempre. La mas paciente víctima
de las repentinas, frecuentes e La cueva parecía estar construida a
indomables expansiones de una propósito para semejante proyecto.
furia a la que ciertamente me Los muros no estaban levantados
abandoné desde entonces. con el cuidado de costumbre y no
hacía mucho tiempo había sido
Para un quehacer doméstico, me cubierto en toda su extensión por
acompañó un día al sótano de un una capa de yeso que no dejó
viejo edificio en el que nos obligara a endurecer la humedad.
vivir nuestra pobreza. Por los
agudos peldaños de la escalera me Por otra parte, había un saliente en
seguía el gato, y, habiéndome hecho uno de los muros, producido por
tropezar la cabeza, me exasperó una chimenea artificial o especie de
hasta la locura. Apoderándome de hogar que quedó luego tapado y
un hacha y olvidando en mi furor el dispuesto de la misma forma que el
espanto pueril que había detenido resto del sótano. No dudé que me
hasta entonces mi mano, dirigí un sería fácil quitar los ladrillos de
golpe al animal, que hubiera sido aquel sitio, colocar el cadáver y
mortal si le hubiera alcanzado como emparedarlo del mismo modo, de
quería. Pero la mano de mi mujer forma que ninguna mirada pudiese
detuvo el golpe. Una rabia más que descubrir nada sospechoso.
diabólica me produjo esta
intervención. Liberé mi brazo del No me engañó mi cálculo. Ayudado
obstáculo que lo detenía y le hundí a por una palanca, separé sin
ella el hacha en el cráneo. Mi mujer dificultad los ladrillos, y, habiendo
cayó muerta instantáneamente, sin luego aplicado cuidadosamente el
exhalar siquiera un gemido. cuerpo contra la pared interior, lo
sostuve en esta postura hasta poder
Realizado el horrible asesinato, establecer sin gran esfuerzo toda la
inmediata y resueltamente procuré fábrica a su estado primitivo. Con
esconder el cuerpo. Me di cuenta de todas las precauciones imaginables,
que no podía hacerlo desaparecer de me preocupé una argamasa de cal y
la casa, ni de día ni de noche, sin arena, preparé una capa que no
correr el riesgo de que se enteraran podía distinguirse de la primitiva y
los vecinos. Asaltaron mi mente cubrí escrupulosamente con ella el
7. nuevo tabique. cometido el asesinato, se presentó
inopinadamente en mi casa un
Cuando terminé, vi que todo había grupo de agentes de Policía y
resultado perfecto. La pared no procedió de nuevo a una rigurosa
presentaba la más leve señal de investigación del local. Sin embargo,
arreglo. Con el mayor cuidado barrí confiado en lo impenetrable del
el suelo y recogí los escombros, miré escondite, no experimenté ninguna
triunfalmente en torno mío y me turbación.
dije: "Por lo menos, aquí, mi trabajo
no ha sido infructuoso". Los agentes quisieron que les
acompañase en sus pesquisas. Fue
Mi primera idea, entonces, fue explorado hasta el último rincón.
buscar al animal que fue causante de Por tercera o cuarta vez bajaron por
tan tremenda desgracia, porque, al último a la cueva. No me altere lo
fin, había resuelto matarlo. Si en más mínimo. Como el de un hombre
aquel momento hubiera podido que reposa en la inocencia, mi
encontrarle, nada hubiese evitado su corazón latía pacíficamente. Recorrí
destino. Pero parecía que el el sótano de punta a punta, cruce los
artificioso animal, ante la violencia brazos sobre mi pecho y me paseé
de mi cólera, habíase alarmado y indiferente de un lado a otro.
procuraba no presentarse ante mí, Plenamente satisfecha, la Policía se
desafiando mi mal humor. disponía a abandonar la casa. Era
Imposible describir o imaginar la demasiado intenso el júbilo de mi
intensa, la apacible sensación de corazón para que pudiera
alivio que trajo a mi corazón la reprimirlo. Sentía la viva necesidad
ausencia de la detestable criatura. de decir una palabra, una palabra
En toda la noche se presentó, y ésta tan sólo a modo de triunfo, y hacer
fue la primera que gocé desde su doblemente evidente su convicción
entrada en la casa, durmiendo con respecto a mi inocencia.
tranquila y profundamente. Sí;
dormí con el peso de aquel asesinato —Señores—dije, por último, cuando
en mi alma. los agentes subían la escalera—, es
para mí una gran satisfacción habrá
Transcurrieron el segundo y el desvanecido sus sospechas. Deseo a
tercer día. Mi verdugo no vino, sin todos ustedes una buena salud y un
embargo. Como un hombre libre, poco más de cortesía. Dicho sea de
respiré una vez más. En su terror, el paso, señores, tienen ustedes aquí
monstruo había abandonado para una casa construida—apenas sabía
siempre aquellos lugares. Ya no lo que hablaba, en mi furioso deseo
volvería a verle nunca: Mi dicha era de decir algo con aire deliberado—.
infinita. Me inquietaba muy poco la Puedo asegurar que ésta es una casa
criminalidad de mi tenebrosa excelentemente construida. Estos
acción. Inicióse una especie de muros...¿Se van ustedes, señores?
sumario que apuró poco las Estos muros están construidos con
averiguaciones. También se dispuso una gran solidez.
un reconocimiento, pero,
naturalmente, nada podía Entonces, por una fanfarronada
descubrirse. Yo daba por asegurada frenética, golpeé con fuerza, con un
mi felicidad futura. bastón que tenía en la mano en ese
momento, precisamente sobre la
Al cuarto día después de haberse pared del tabique tras el cual yacía la
8. esposa de mi corazón.
¡Ah! Que por lo menos Dios me
proteja y me libre de las garras del
archidemonio. Apenas húbose
hundido en el silencio el eco de mis
golpes, me respondió una voz desde
el fondo de la tumba. Era primero
una queja, velada y encontrada
como el sollozo de un niño. Después,
en seguida, se hinchó en un
prolongado, sonoro y continuo,
completamente anormal e
inhumano, un alarido, un aullido,
mitad horror, mitad triunfo, como
solamente puede brotar del infierno,
horrible armonía que surgiera al
unísono de las gargantas de los
condenados en sus torturas y de los
demonios que gozaban en la
condenación.
Sería una locura expresaros mis
sentimientos. Me sentí desfallecer y,
tambaleándome, caí contra la pared
opuesta. Durante un instante
detuvieron se en los escalones los
agentes. El terror los había dejado
atónitos. Un momento después,
doce brazos robustos atacaron la
pared, que cayó a tierra de un golpe.
El cadáver, muy desfigurado ya y
cubierto de sangre coagulada,
apareció, rígido, a los ojos de los
circundantes.
Sobre su cabeza, con las rojas fauces
dilatadas y llameando el único ojo,
se posaba el odioso animal cuya
astucia me llevó al asesinato y cuya
reveladora voz me entregaba al
verdugo. Yo había emparedado al
monstruo en la tumba.