Un jardinero persa le dice a su príncipe que la Muerte lo amenazó esa mañana. El príncipe le presta sus caballos para que pueda huir a Ispahan. Más tarde, el príncipe encuentra a la Muerte y le pregunta por qué amenazó al jardinero, a lo que la Muerte responde que no fue una amenaza, sino sorpresa, porque lo esperaba en Ispahan esa noche.