Un águila robó un cordero, lo que inspiró a un cuervo a intentar lo mismo con un carnero pero falló. El pastor capturó al cuervo y se lo llevó a sus hijos, explicándoles que aunque el cuervo se creía un águila, realmente solo era un cuervo. La moraleja es que debemos esforzarnos en lo que estamos preparados en lugar de intentar lo que no nos corresponde.