Diego y Marilu construyen casas, pero un lobo feroz llamado Alfredo las derriba para tratar de comerse a los cerditos. A pesar de los múltiples intentos de Alfredo de engañar a los cerditos disfrazado, éstos no le abren y se refugian en una casa de ladrillo, donde finalmente queman a Alfredo cuando trata de entrar por la chimenea. Los cerditos aprenden que el lobo finalmente no era tan feroz.