El mundo continuaría evolucionando sin la presencia humana. Los edificios se derrumbarían, la naturaleza reclamaría las ciudades y los animales domésticos se volverían salvajes nuevamente en pocas generaciones. En unos pocos siglos, casi toda evidencia de la civilización humana desaparecería y la Tierra continuaría su curso como si los humanos nunca hubiéramos existido.