El terremoto y tsunami en Japón han interrumpido la producción de muchas empresas tecnológicas japonesas que han tenido que cerrar plantas por daños e inspecciones de seguridad, lo que ha afectado el suministro de componentes. Aunque las comunicaciones de internet no se han visto afectadas debido a rutas alternativas, la mitad de los cables submarinos en el Pacífico resultaron dañados y varias partes de la infraestructura de telecomunicaciones de Japón sufrieron daños.