Este documento presenta una parábola sobre una persona que se quejaba de que su cruz era demasiado pesada. Dios le dijo que podía dejar esa cruz y elegir otra, pero cuando vio las otras cruces se dio cuenta de que la suya era la más pequeña. La moraleja es que a menudo nos quejamos de nuestros problemas sin darnos cuenta de que otros enfrentan dificultades aún mayores. El documento también reflexiona sobre cómo los mensajes religiosos a veces no se comparten tanto como otros tipos de mensajes.