Georgina estaba viajando por las montañas de los Pirineos cuando se acercó accidentalmente a un joven llamado Joel. La dragona protectora de Joel se le echó encima a Georgina asustada. Joel calmó a la dragona y ayudó a Georgina a levantarse. Se disculpó por el susto y le dijo su nombre a Georgina, quien se sonrojó.