La escuela y la comunidad deben trabajar juntas, fomentando relaciones interpersonales y trabajo cooperativo para integrar a todos los miembros. La escuela debe proponer proyectos factibles y actividades masivas que generen un sentido de pertenencia. Al trabajar juntos, la escuela y la comunidad pueden potenciar valores como la tolerancia, el respeto y la igualdad, fomentando la comunicación y participación para escuchar todas las opiniones de los estudiantes.