1. ESPEJISMO REAL
Por Gloria Santos de Blas
Hola, me llamo Gloria, soy una niña de 11 años, vivo con mi madre, mi padre y
mi hermano en Candás. Y os voy a contar una historia que me pasó hace una
semana.
El sábado, cuando me levanté de la cama estaba esperándome mi madre con un
desayuno genial, porque era mi cumpleaños, me hizo el desayuno más bueno
de todo el mundo: tortitas con caramelo, nata y… bueno, no es a lo que voy,
después de desayunar mi abuela, que vino a visitarme desde Madrid, me trajo
un regalo muy especial según ella, era un espejo.
-Hija, este espejo es mágico no lo pierdas -decía ella.
-De acuerdo, abuela, lo cuidaré mucho -dije yo.
-Con que me digas eso no vale, debes llevarlo contigo a todas partes- me dijo.
-Pero, ¿Por qué abuela?- le dije.
-Ya lo verás mañana- me contestó.
En ese momento, mi abuela se había atragantado con la tortita.
-¡Abuela! -dijo mi hermano.
-¡Pablo, cielo!, trae el botiquín grande -dijo mi madre.
-Sí, mamá -dijo mi hermano.
A la media hora, mi abuela ya estaba en el hospital, entonces le dije:
-Abuela, dime de qué trata lo que me dijiste del espejo, por favor.
-Ya verás de lo que trata, sólo te diré la solución que tiene, para resolver ese
pequeño problema, debes romper el espejo, pero no de cualquier forma, tienes
que quemarlo o bien puedes esperar 5 días- dijo mi abuela.
-Pero abuela, mamá y papá no me dejan las cerillas, y menos aún el mechero, y
esto se me hará eterno- le dije.
-Tendrás que arreglarte, cielo- dijo mi abuela.
-Hija, es la hora de marcharnos a casa- dijo mi padre.
- Hasta mañana, abuela- le dije.
-Adiós- dijo ella.
Al acabar de cenar, fui con el espejo a mi habitación, y 4 minutos después vino
mi hermano a rabiarme:
-¡Ja, ja la abuela te ha regalado un espejo, ja, ja! -dijo el tonto de mi hermano.
En ese momento, me dieron ganas de darle una…
Entonces le dije:
2. -Ven aquí y mírate al espejo, eres un verdadero monstruo.
Entonces mi hermano me dijo girando el espejo:
-Pues tú, mírate bien, te queda la cara achatada.
-Vete de aquí, ¡fuera! -le dije gritando.
Justo a las once en punto me fui a la cama. Por la mañana, al despertarme
para ir al colegio, casi a ciegas, desayuné, me lavé y cuando fui a peinarme…
-¡Aaaah! ¿Qué hago en la cama de mi hermano?
De repente, se oye otro grito:
-¡Aaaah!, ¿qué hago en la cama de mi hermana? -dijo mi hermano asustado.
-¡Pablo, ven aquí ahora mismo!- dije.
-¿Por qué estás en mi cuerpo?- dije furiosa.
-No lo sé, espera. ¿Qué haces tú en el mío?- me dijo Pablo.
-No discutamos Pablo, debe ser por eso, por lo que nos pasó- dije yo.
-Espera, estoy en un sueño, ¡pellízcame! -dijo mi hermano.
-Si quieres, te tiro por un barranco, pero no estás en un sueño, ni en una
pesadilla- -dije.
-¡Ja, ja, ja! -dijo Pablo.
Entonces yo dije:
-Espera, ¿es ésto de lo que me habló la abuela?
-Espera, ¿Qué te dijo la abuela que no me dijo a mí? -dijo mi hermano.
-Un momento, ¿Qué hora es?- dije.
-Las cuatro, ¿Por qué?- me preguntó él.
-¡Tengo que entrenar! –dije-. Pero, no puedo ir así, con tu cuerpo.
-Tengo una idea -dijo mi hermano.
-Suéltala -dije.
-Vete tú a entrenar por mí y yo por ti- dijo él.
-Pero si no entiendes ni papa del Voley- dije.
-Dará lo mismo- dijo Pablo.
Al volver del entrenamiento, Pablo ya tenía su voz y yo la mía. Pero seguía
haciéndoseme eterno cada minuto.
Esperamos 2 días, para entonces mi abuela ya había venido del hospital, pero
yo seguía igual. Y como ya no podía esperar más, Pablo me ayudó a encontrar
cerillas, pero no había.
Tuvimos que esperar los días que quedaban, para mí eran mil años, pero al
final lo conseguimos.
¡Me encantó!
FIN