La Revolución Industrial se desarrolló en tres etapas: la primera etapa (1780-1840) se caracterizó por la mecanización de la producción mediante el uso de máquinas de vapor y la introducción de la energía del carbón; la segunda etapa (1840-1870) vio la expansión del ferrocarril y la electricidad; la tercera etapa (1870-1914) presenció el desarrollo de la industria química, eléctrica y del acero, así como la producción en masa.