Linda Goodman los signos del zodiaco y su carácter
Fallos de los llamados videntes
1. Fallos de los llamados videntes
En contraste con todo ello resulta muy interesante que, en una serie de predicciones sobre
este mismo tipo de acontecimientos, Eysenck y Nías (op. cit.) han observado que cuando
éstas se hacen sobre la base del sentido común la tasa de acierto se eleva incluso hasta el
50%. Probablemente, ésto nos ponga sobre la pista del método de trabajo que utilizan los
buenos astrólogos.
Y luego esta el tema de las tiradas de cartas, que esa es otra historia
http://tiradadecartasgratis.weebly.com
Pero ésto no es nada nuevo, pues en 1726 B.J. Feijoo ya se refería al acierto de las
predicciones astrológicas del siguiente modo:
Este método, que es seguro para acertar alguna vez después de errar muchas, no les
aprovechó a los astrólogos que quisieron determinar el tiempo en que había de morir el papa
Alejandro VI, por no haber sido constantes con él. Y fue el chiste harto gracioso. Refiere el
Mirandulaño que, formado el horóscopo de este Papa, de común acuerdo le pronosticaron la
muerte para el año de 1495 algo que no era el secreto. Salió de aquel año sin nesgo alguno
Alejandro, con que los astrólogos le alargaron la muerte al año siguiente, del cual, habiendo
escapado también el Papa, consecutivamente, hasta el año 1502, casi cada año le
pronosticaban la fatal .sentencia. Finalmente, viéndose burlados tantas veces, en el año
1503 quisieron enmendar la plana, tomando distinto rumbo para formar el pronóstico, en
virtud del cual pronunciaron que aún le restaban al Papa muchos años de vida. Pero, con
gran confusión de los astrólogos , murió el mismo año de 1503
Negaba también Feijoo que las predicciones astrológicas permitiesen definir algo sobre las
inclinaciones, las costumbres y el carácter de las personas. Utilizando para ello el argumento
2. de los gemelos cuyas diferencías, a veces evidentes en aptitudes y preferencias, basan los
astrólogos en la rapidez con que cambia la configuración de los astros y el tiempo que media
entre el nacimiento de uno y otro y su inlufencia en su destino. Pero, si eso lucra así, si tiene
que ser tan exacta la medida, difícilmente lo lograran los astrólogos con los medios de que
disponen, ya que ellos mismos aceptan un margen de error en las predicciones debido a la
inexactitud de los instrumentos que usaban como el secreto a definir. También quedaría por
explicar por que el poder y el efecto de los astros queda acuñado en el momento
del nacimiento y no en otro cualquiera. A este respecto Feijoo señalaba:
porque decir que aquella mañana parte del cuerpo de la madre interpuesta entre el infante y
los astros les estorba a éstos sus influjos, merece mil carcajadas, cuando muchas brazas de
tierra interpuesta no les impiden, en su sentencia, la generación de los metales .
La fragilidad de este saber a que se refiere Feijoo, puede ser compensada por el modo en
que el astrólogo o creyente en la astrología realiza sus predicciones, en muchos casos, a
posteriori. Los vaticinios no son tales sino que se trata más bien de reconstrucciones y
explicaciones de lo que ha pasado, no de una predicción específica de futuro. Un ejemplo de
ello le aconteció al que escribe estas líneas en un debate público que mantenía con un
astrólogo profesional. En turno de preguntas, al final del debate, una señora del público pidió
la palabra y le preguntó al primero: ¿De que signo es usted? «De Aries», respondió éste, y
la señora, con una sonrisa en los labios y mirando al público, rotundamente afirmó: Lo sabía.