El documento resume la violencia en el fútbol argentino desde 1920 hasta 2010, donde hubo un total de 312 víctimas fatales. Señala que la violencia en los estadios continúa incrementándose a pesar de los rumores de permitir hinchas visitantes en 2015. Critica el rol de la Asociación del Fútbol Argentino y la política en permitir que los barras bravas controlen los clubes y estadios, poniendo en riesgo a los hinchas.