2. Siempre he pensado que en la vida, contra lo
que mucha gente pudiera creer, más importante
es la imaginación que la razón. Es verdad que la
razón debe apoyar a la imaginación para no
caer en la locura. Pero es la imaginación la que
conduce el coche, la que marca la dirección y la
que encuentra nuevos caminos; no la razón,
que se limita a apoyarla y a darle coherencia.
3. El Derecho, a pesar de todo lo que puedan
haber oído en contrario, no constituye una
excepción a esa regla sino, más bien, es una
actividad en la cual esta armonización de
imaginación y razón se hace particularmente
imprescindible.
4. El Derecho, para el estudioso, no es un campo
donde prima la racionalidad, confortable y
segura, sin sorpresas, sino que es más bien
una tierra misteriosa en las que hay que
practicar turismo de aventura, de exploración,
porque siempre hay mucho que descubrir, ya
que cada nueva situación, cada cambio en la
sociedad, plantea nuevos retos a su regulación
jurídica.