Guapuri era un niño indígena cuyos ancestros eran aruacos. Cuando su madre falleció, tuvo que mudarse a la capital, pero un juglar llamado Francisco fue enviado por su madre para enseñarle a tocar el acordeón. Guapuri resultó ser un prodigio del acordeón y ganó varios concursos musicales, alegrando a la gente con su música. Su madre le dijo que lo más importante no era ganar, sino ver a los demás felices, y que nunca olvidara sus raíces.