Hachikō era un perro de raza akita que vivió en Japón en la década de 1920. Su dueño era un profesor llamado Eisaburō Ueno, a quien Hachikō acompañaba diariamente a la estación de trenes. Cuando Ueno murió repentinamente en 1925, Hachikō continuó yendo a la estación todos los días durante los siguientes 10 años, esperando su regreso. Su lealtad conmovió a la gente y Hachikō se hizo famoso.