Carlos V fue el emperador más poderoso de su época, gobernando un imperio que se extendía por Europa y América. Su imperio incluía los territorios de los Habsburgo en Austria y los Países Bajos, así como los reinos de España, Nápoles, Sicilia y Cerdeña. Sin embargo, la extensión de su imperio también trajo problemas, ya que era difícil de gobernar y defendió diferentes intereses religiosos y políticos que condujeron a conflictos dentro de sus territorios.