Jacob era tímido y tranquilo en su juventud, pero a través de decisiones clave como someterse a sus padres, honrar a Dios con diezmos, obedecerlo incluso en asuntos seculares, cambiar de trabajo bajo Labán y buscar la paz con todos, logró cambiar su futuro. A pesar de rasgos positivos como su empeño, proactividad y honradez, también tuvo defectos como mentir y mostrar preferencias entre sus hijos.