1. PONTIFICIA UNIVERSIDAD JAVERIANA
Facultad de Comunicación y Lenguaje
Información y documentación
Nicolás Suárez G.
Del desarrollo a la adicción
De acuerdo con la clasificación que planteó el experto neoyorquino en medios digitales Marc
Prensky, los nativos digitales son aquellos individuos que, nacidos durante y después de los años
1980 a 1990, cuentan con una serie de características y usos distintos de medios electrónicos que
permiten, también, diversos niveles de comunicación; este propósito se puede entender a través
del multitasking. La división que ha servido, entre otras, para entender y definir patrones de
usabilidad de las distintas edades, resalta, por otro lado, la importancia del contexto dentro del
desarrollo de estas habilidades ‘‘…si bien las maneras como los jóvenes se apropian del
conocimiento expresan características de orden individual, en términos de formas habituales de
acercarse a éste, también dan cuenta de factores vinculados a su historia personal como
aprendices, así como de aspectos histórico-contextuales y culturales mediadores del proceso, y
estrechamente relacionados con sus experiencias de vida’’ (Marciales Vivas, G. P., González Niño,
L., Castañeda Peña, H., & Barbosa Chacón, J. W. 2008).
Dentro de los lapsos clasificatorios de Prensky, la emergencia y masificación del Internet fue un
fenómeno tanto decisorio como definitivo para el uso que hoy en día cualquier estudiante
universitario puede hacer de la web; no obstante, su influencia nos inscribe dentro de marcos de
uso totalitarios donde poco es el espacio para otras formas de desarrollo. Valderrama bien lo
planteaba cuando hacía referencia a un totalitarismo en el que ‘‘No se trata solamente del uso
instrumental de las tecnologías para el control de los sujetos —totalitarismo tecnológico del Gran
Hermano orwelliano—, sino de la supremacía e imposición de un modelo único de tecnología’’
(Valderrama, 2012, p.19). En la Comisión Mundial de la Sociedad de la Información, se planteó
que el cierre de la brecha digital demandaba varios años de importantes inversiones e
infraestructura a la vez que se hacía el llamado de la comunidad internacional para fomentar la
transferencia de tecnología de países desarrollados a países en vías de desarrollo. Estas iniciativas
claramente impuestas ignoran la oportunidad de éstos últimos países en inmiscuirse en temas de
desarrollo e innovación; esto es, países subdesarrollados simplemente funcionan como receptores
2. alienados bajo el concepto de desarrollo y progreso a entrar en la onda digital. No obstante, el
totalitarismo no apunta únicamente la imposición de un nuevo y, tal vez, reciente paradigma
tecnológico sino que alberga, además, un tópico clave que se puede resumir en dos palabras:
consumo tecnológico.
Las nociones de desarrollo y tecnología no tienen un fin tan claro como su inicio. Ambas, que se
complementan desde el plano de la Sociedad de la Información, no plantean algo diferente al
cambio y consumo obligatorio. El documental Comprar, tirar, comprar sirve para ilustrar de forma
explícita este afán por el consumo y desarrollo mundial. Asimismo, agrega un componente clave
como lo es la obsolescencia programada.
El afán por el desarrollo, visto desde la obsolescencia programada, no es otra cosa que el
enriquecimiento de empresas que ya no suplen necesidades sino que las crean.
El documental de Cosima Dannoritzer hace un recuento de la estrategia de empresas para su
propio beneficio, sin embargo, en el plano del acceso y uso de la tecnología el tema es aún más
crítico e implícito. El caso Apple es un buen ejemplo para ilustrarlo. La compañía estadounidense
lanzó al mercado a principios del nuevo siglo los ya conocidos iPod’s. En principio, el problema de
este producto fue la inutilidad de las baterías a los pocos meses de uso, razón por la cual usuarios
que buscaban arreglos de su dispositivo se veían forzados a comprar uno nuevo. La obsolescencia
programada es clara al hacerse presente de forma material-instrumental no de innovación. Ahora,
en los últimos años, la compra de productos tecnológicos no se ha hecho tanto por daños en los
equipos como por atender a la idea de adquirir lo último en tecnología. Entonces, la obsolescencia
programada ya no es asunto material (daños) sino ideológico-funcional. Ford a principios de los
años 20 lo hizo. El único modelo fue un Ford T que era duradero, escandaloso y con mal olor. Años
después GM produjo cambios radicales en los que la concepción de un carro único duradero se
desvanecía. Lo importante ahora era ofrecer variedad, colores, nuevas formas y precios más
asequibles tanto como para que el comprador pudiera cambiar su carro cada tres años
(Dannoritzer, 2011).
La tecnología, entonces, nos ha creado la necesidad de estar en un constante afán de compra y de
poseer, tener, guardar, descargar, conocer, saber, usar los avances tanto en productos como
3. servicios. No obstante, la idea de avance y desarrollo asociadas con la compra de productos no
solo se limita a una invitación permanente al consumo tecnológico; también hacen mella los
efectos psicológicos que produce la tecnología tanto en nativos digitales como migrantes digitales.
Como se mencionó brevemente al inicio, el multitasking, propio de los nativos digitales, puede
entenderse como un nuevo patrón de comportamiento dentro
del desarrollo tecnológico de la última década. Este fenómeno da cuenta de la capacidad de los
individuos para ejecutar varias tareas al mismo tiempo, sin embargo, la distracción y
superficialidad de los oficios pasan factura. Carr, a través de la comparación de los tipos de lectura
(digital – impreso), sostiene que a pesar de que el formato digital ofrece varias alternativas
multimedia que enriquecen los textos su comprensión es poca o nula; asimismo, las tareas que se
pueden desarrollar al mismo tiempo carecen de profundidad y excelencia, de hecho, son
consideradas por el mismo Carr como superficiales.
La tecnología como idea propia del desarrollo es, entonces, un paradigma que merece un estudio
tan amplio como su misma discusión. No obstante, su uso diario, que tan indispensable es, genera
tanto a estudiantes universitarios como población en general una gran dependencia de la que hoy
es tan difícl como imposible salir. El excluyente autoritarismo tecnológico que no escapa a muchos
rincones del mundo, contempla una idea de desarrollo de la cual los últimos beneficiarios son los
individuos; por el contrario, éstos últimos son víctimas de un consumismo tecnológico que más
que soluciones y oportunidades les vende problemas.
Referencias
• Marciales Vivas, G. P., González Niño, L., Castañeda Peña, H., & Barbosa Chacón, J. W.
(2008). Competencias informacionales en estudiantes universitarios: una
reconceptualización. Universitas Psychologica, (3) 643 -654. Recuperado de
http://revistas.javeriana.edu.co/index.php/revPsycho/article/view/383/263
• Úbeda, J., Barrat, P. (Productores), & Dannoritzer, C. (Directora). (2010). Comprar, tirar,
comprar: La historia secreta de la obsolescencia programada [Documental]. España: Media
4. 3.14. Recuperado de: http://www.rtve.es/alacarta/videos/el-documental/documental-
comprar-tirar-comprar/1382261/
• Valderrama, C. E. (2012). Sociedad de la información: hegemonía, reduccionismo
tecnológico y resistencias. Nómadas, (19), 13 – 25. Recuperado de:
http://www.ucentral.edu.co/images/stories/iesco/revista_nomadas/36/36_1_sociedad_d
e_la_informacion.pdf
• Carr, N. (2011) Superficiales, ¿qué está haciendo Internet con nuestras mentes? Colombia:
Taurus Pensamiento