La arquitectura islámica española se desarrolló durante el periodo de dominio musulmán en la Península Ibérica, entre los siglos VIII y XV. Se caracteriza por el uso de materiales como la piedra, el ladrillo y la madera, y por la incorporación de elementos decorativos como arcos de medio punto, cúpulas y patios interiores. Esta arquitectura dejó una importante huella en España y marcó el desarrollo posterior de la arquitectura occidental.