La maestra sacó a los niños al tablero para formar una historia colectiva. Llamó a varios estudiantes como Luisito, Pedrito y Marianita para que aportaran una parte de la historia. La maestra regañaba constantemente a Jaimito por ser travieso y no lo dejaba participar. Finalmente cedió y dejó que Jaimito diera su parte, advirtiéndole que se portara bien, y Jaimito aprovechó la oportunidad para contar algo gracioso.