Un león y un oso encontraron un ciervo y decidieron pelear para determinar quién se lo quedaría. Mientras luchaban intensamente, una zorra astuta aprovechó la oportunidad y se llevó el ciervo, ya que el león y el oso estaban demasiado cansados para perseguirla. Ambos se lamentaron haber perdido la presa debido a su egoísmo al no querer compartirla.