1. La crisis de 1929
Entre 1929 y 1939 tiene lugar una gran crisis económica de consecuencias nefastas en todo el
mundo. La crisis estalla el 24 de octubre de 1929 en Wall Street, con un crac de la bolsa debido al
sobreprecio de los valores que cotizaban, desde hacía años, al alza, por motivos especulativos. El
crac de la bolsa supuso la descapitalización repentina de la industria y las empresas
norteamericanas, y por exportación las de todo el mundo.
EE UU exporta la crisis al resto del mundo, con lo que se generaliza una cierta desconfianza
ante el sistema capitalista que radicaliza ideológicamente a las clases desfavorecidas, y a aquellos
(las clases medias) que peor salen paradas con la crisis. En esta época tienen un auge
espectacular el comunismo y el fascismo. En Italia las corporaciones industriales ya habían tomado
el poder por medio del fascismo. Otra consecuencia de la crisis es el elevado número de parados.
Comienzos y desarrollo
Desde el siglo XIX se conocían las trabas que tenía el crecimiento continuado, y había teorías
que señalaban la inevitabilidad de los ciclos económicos, como la marxista. El crecimiento
desmesurado de los años 20 de este siglo auguraba una crisis temprana y profunda, pero esta
crisis era considerada por los expertos como beneficiosa, porque tendría la virtud de compensar los
excesos. En 1929 los signos de deflación en la economía eran evidentes, sobre todo en la
economía mundial, y principalmente en los productos agrícolas, que eran la base del comercio
internacional.
El 24 de octubre de 1929 se produce el crac en la bolsa de Nueva York. Los valores bursátiles
se devalúan. La bolsa de Nueva York es el principal foco de especulación del mundo. La venta de
acciones especulativas arrastró a las demás, e hizo la crisis irreversible. Los especuladores se
arruinan. Eran muchos, incluso personas normales, los que tenían sus ahorros especulando en la
bolsa. Los bancos quiebran y faltan capitales para la industria; y todo ello de repente. El miedo
detiene la inversión, el paro aumenta, los precios caen y se descapitaliza la banca, con lo que no
se pueden pedir créditos. El consumo se contrae, sobre todo el de los productos industriales. Los
precios industriales también caen, y la superproducción producía deflación de los precios al
consumo, pero las compras eran aún menores. El consumo desciende.
El detonante principal fue, en realidad, la caída de los precios agrícolas del comercio
internacional, y las restricciones del crédito. El patrón oro, para el valor de las monedas, dejó de
tener sentido, y dejó de ser un sistema capaz de solucionar los problemas. Las economías no
dependían ya del oro, sino de la capacidad industrial y de la posibilidad de hacer negocios y ganar
dinero.
La crisis estalla en EE UU pero rápidamente se exportará, mediante el abaratamiento de los
costes de transporte y de los productos en el mercado internacional, con lo que a cualquier país
extranjero le resulta más barato comprar productos estadounidenses a bajo precio que fabricarlo.
Pero esta exportación de la crisis tiene un efecto rebote de retroalimentación, puesto que los
países que entran en crisis también bajan sus precios y ponen en el mercado internacional
productos más baratos que los estadounidenses, con lo que la crisis vuelve a Estados Unidos, y
multiplicada. Los focos depresivos llegaron a estar extendidos por todo el mundo, pero sobre todo
fue Alemania en donde se produjo una hiperinflación más acusada, ante la ausencia de inversión y
los altos tipos de interés, que descapitalizaron toda la industria.
La inversión en los países devastados por la guerra mundial procedía de Estados Unidos, pero
esta disminuyó con la crisis. Los EE UU intentaron hacer frente a la crisis cobrando los beneficios.
Este fue otro mecanismo de exportación de la crisis, y afectó más violentamente a Alemania, ya en
crisis, que a otros países.
2. Consecuencias y soluciones
El estallido de la crisis obligó a los gobiernos de todo el mundo a adoptar medidas
proteccionistas, como subir los tipos de interés y los aranceles, lo que terminó por afectar a EE UU
en el retorno de la crisis. Se devaluó la moneda en casi todo el mundo.
La crisis supuso, también, el fin de la emigración, sobre todo el fin de la emigración americana.
Otra consecuencia fue la sustitución de las manufacturas, que antes se importaban, por productos
nacionales. Había que estimular el consumo interno. Con estas medidas se reduce el comercio
internacional.
En 1931 la crisis financiera es definitiva, y muy profunda, debido a los efectos acumulados de la
crisis, y se empiezan a tomar medidas para salir de ella. En Gran Bretaña su ministro de economía
John Keynes renuncia definitivamente al patrón oro, ejemplo que siguen la mayoría de los
países del mundo, y el Estado se hace intervencionista en economía, aumentando el gasto público.
Es el keynesianismo, una política que sacará de la crisis a toda Europa, y gran parte del mundo. El
aumento del gasto es la única manera de salir de la crisis, y en los EE UU se lanza la New-Deal ,
o el aumento del gasto privado por medios propagandísticos. A partir de entonces el valor de la
moneda y la economía dependerá de la confianza de los inversores en el sistema productivo, y en
la posibilidad de hacer negocios en el país.
La recuperación de la inflación y de los capitales es muy lenta, y no se invierte la tendencia hasta
1933, aunque los efectos de la crisis llegarán hasta 1939 y el comienzo de la segunda guerra
mundial.
La crisis de 1929 y la Gran depresión
Para abordar los orígenes de la gran crisis económica que afectó al sistema capitalista en los
años treinta del siglo XX, es conveniente empezar examinando algunas de las consecuencias
económicas y financieras de la I Guerra Mundial (necesidades de reconversión económica,
endeudamiento, etc.) y la década de prosperidad que siguió al reajuste de la posguerra, los
llamados "Felices años veinte". Tras la prosperidad vino la quiebra y, con ella, la gran
depresión. La clave está en saber cómo se llegó al crac de la bolsa de Nueva York y qué
incidencia tuvo la "burbuja financiera" en todo el proceso. Miren este esquema, seguro que te
ayuda a comprender la secuencia de los hechos:
3. La crisis fue, en su origen, una crisis de la economía de los EEUU, pero dadas las estrechas
relaciones financieras que existían entre su economía y la europea, así como las fuertes deudas
que los países aliados habían contraido con este país, y la política proteccionista y de
repatriación de capitales que se impuso al comenzar la crisis, pronto ésta se extendió a las
economías capitalistas europeas. La crisis acabó por hacerse internacional y afectar a toda la
economía mundial; el único país que quedó al margen de esta crisis fue la URSS, inmersa en su
propio sistema económico, basado en la planificación y el control estatal de la economía.
Las políticas liberales aplicadas para salir de la crisis no dieron resultados positivos, sino que
agravaron la recesión con más paro, más proteccionismo, más contracción del comercio
internacional, etc.. El mercado no era capaz de resolver por sí mismo los problemas que la
libertad económica y la especulación habían provocado. ¿Qué hacer? La reflexión sobre estos
hechos condujo al economista Keynes a formular algunas propuestas basadas en algo tan simple,
en apariencia, como la estimulación de la demanda, pilar básico del capitalismo. Había que
gastar, aunque fuera a costa de incurrir en déficit; pero ¿quién podía tirar de la economía como
una locomotora? El Estado, el mismo estado que, según la teoría liberal, no debía de intervenir
en la economía, dejando que fueran las libres fuerzas del mercado las que resolvieran la crisis.
4. Las políticas propuestas por Keynes fueron aplicadas en los EEUU con desigual fortuna por el
presidente Roselvelt en el marco del llamado "New Deal". Las medidas de reactivación de la
economía se acompañaron de otras de gran calado social y económico, pués establecieron las
bases de un sistema renovado que daría lugar al llamado "Estado del Bienestar". El capitalismo
ya no volvería a ser el de antes. El Estado intervendría para evitar un nuevo colapso del sistema
financiero y la desmedida especulación bursátil; crearía, además, un sistema de previsión social
(subsidio de desempleo, seguro de vejez, seguro de enfermedad, etc.) que paliara los efectos
más duros de la crisis sobre la clase trabajadora. Nacía un capitalismo reformado, salvado por el
Estado. Mira este esquema: