Los chinos dieron los primeros pasos en el desarrollo de la imprenta durante la Edad Media al buscar un procedimiento para obtener muchas copias iguales de un original sin copiar a mano, labrando los caracteres de una página en una plancha de madera para entintarla y transferir la impresión a hojas de papel. Siglos más tarde, cada carácter se labraba en una pieza de madera separada que se combinaba con otras para formar palabras de manera más rápida aunque la gran cantidad de caracteres chinos dificultaba el proceso.