Jesús le revela a Santa Faustina que desea derramar su misericordia sobre las almas a través de los rayos que brotaron de su Corazón en la cruz. Insta a las almas a confiar en su bondad ilimitada y a acudir con frecuencia a la fuente de su misericordia. Aunque hay pocas almas que aman sinceramente a Jesús, su misericordia es el atributo más grande de Dios y corona todas sus obras.