El abuelo estaba sentado mirando sus manos arrugadas y débiles. Le explicó al nieto que a lo largo de su vida, sus manos lo habían ayudado a alcanzar sus metas y cuidar a su familia. Ahora que está viejo, sus manos aún lo ayudan a rezar y levantarse. El abuelo quiere enseñarle al nieto a apreciar lo que pueden hacer sus manos y usarlas para expresar amor.