La rana Renata aprendió que aunque no se puede controlar el estímulo recibido, sí se puede controlar la respuesta dada. Si hubiera insultado de vuelta en lugar de disculparse, el problema se habría agravado, pero al pedir perdón logró resolverlo de forma pacífica. La lección es que se puede controlar la reacción y comportarse de manera madura en lugar de caer en provocaciones.
2. El estímulo y la respuesta. Nosotros no podemos controlar el estímulo que recibimos pero si la respuesta que damos. Por ejemplo: cuando nos insultan tenemos un tiempo hasta que damos la respuesta y podemos elegir entre insultar o hablar.
3. Así también controlamos las consecuencias. Por ejemplo: si insultamos otra vez podemos provocar una pelea y si hablamos con el insultante lo podemos resolver de forma pacífica.
4. La rana Renata metió la pata dando el sartenazo pero la sacó y limpió la bota pidiendo perdón. Si no hubiera pedido perdón, el problema hubiera ido a mayor y todo hubiera acabado mal.
5.
6. Que no es de niño de sexto estar en el escalón 2.