El documento presenta información sobre el Centro de Investigación y Cultura Popular Haravicu Yauyino en Perú, el cual difunde la cultura del pueblo Yauyino. Brevemente describe algunas tradiciones y paisajes de la región de Huáñec como el uso de cunas para bebés, paseos por campos con flores silvestres, y montañas a más de 4000 metros sobre el nivel del mar para visitar. Alienta a los lectores a visitar Huáñec para disfrutar de su cultura y paisajes.

1. Centro de Investigación y Cultura Popular HARAVICU YAUYINO Joselito Rivera y David Rivera al servicio de la cultura popular yauyina y peruana. Agradecemos por las fotos puestas a nuestra disposición. En el fondo musical nos deleita nuestra querida Olga Espíritu Javier, “La Calandria Peruana”. Haravicu difunde las bondades de nuestra tierra. Huáñec, crisol del mestizaje Yauyino.

2. Las huañinas aventando el trigo, para separar la paja y quedarse con el grano.

3. Una costumbre ancestral que perdura en nuestro pueblo es el uso de esta cuna, permite a la mamá llevar al hijo(a) en la espalda, y deja las manos libres para trabajar.

4. Una de las campiñas más bonitas de Huáñec es Acco, con sus altos árboles de eucalipto y sus manantiales, es un excelente mirador.

5. Una caminata por los campos en una mañana de marzo, te brindará el encanto de los paisajes que rodean Huáñec.

6. Si tienes un espíritu aventurero, debes visitar Ñahuín y Almavado, dos cumbres no muy lejanas situadas a más de 4000 metros sobre el nivel del mar.

7. Camino a Ñahuín en el mes de febrero, rodeado de pequeñas yerbas de altura. Camino de zorro, le dicen los comuneros.

8. El Shejle bajo la lluvia en el mes de febrero. Nótese la densa neblina y el rocío o “shulash”.

9. Estas flores adornan los campos huañinos, podemos disfrutar de ellas en un paseo por la tarde, en plena lluvia.

10. Blanca flor silvestre que nos regala la naturaleza en Huáñec. Las huañinas adornan sus sombreros con esta “chahuita”.

11. Otra “chahuita” que abunda en las campiñas que rodean Huáñec; como Huancal por ejemplo. Visita Huáñec, una vez, y querrás regresar siempre.