El documento ofrece consejos para los lectores litúrgicos sobre cómo prepararse para proclamar la Palabra de Dios. Primero, los lectores deben escuchar la Palabra antes de proclamarla y dejarse iluminar por el Espíritu Santo. Segundo, los lectores son evangelizadores y deben vivir el Evangelio que proclaman. Tercero, al proclamar la Palabra, los lectores deben leer lentamente, vocalizar bien y establecer conexión con los oyentes.
Notas para una conferencia introductoria al arte cristiano de la predicación. Visite www.drpablojimenez.com & www.prediquemos.net. Busque nuestro canal en UnoRed: ¡CREO!
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Cualquier consulta o pedido comunicate con nosotros a traves de la web www.casavidawahneta.org
Solicita Taller Intensivo: Comunicaciones. Homiletica.
Ps. Rodolfo A. Martinez Ochoa
Contacto. ministeriosalcancevida@gmail.com
En esta sesión nos adentraremos en el tema de la Homilética y con algunos componentes de hermenéutica, teniendo como supuestos que ya usted realizo el CF2, y conoce las diferentes técnicas de estudio bíblico.
Uno de los 8 aspectos fundamentales de las iglesias que crecen es “tener cultos inspiradores”, esto no se logra de la noche a la mañana, requiere oración, esfuerzo colectivo, capacitación, compromiso, humildad, especialmente de quienes lideran y ocupan el púlpito.
Las excelentes predicaciones, son un imán que atrae fácilmente a los oyentes, el mundo moderno está en penumbra, necesita y busca la Palabra de Dios.
Todos los aspectos salvíficos de los 66 libros, han de verse en las predicaciones efectivas. Los temas “light” solo entretienen, acarician, arrullan, pero no producen transformación interior, en los púlpitos adventistas, no deben haber exposiciones áridas, debe brillar la luz de la verdad.
Cabe destacar que Daniel y Apocalipsis con sus miles de verdades esenciales, son como la cadena del ADN, ambas vienen de la misma mente ¿por qué se escuchan tan poco en nuestros púlpitos?, porque hemos caído en la exposición meramente zoológica e histórica, sin presentar al eje de la salvación: al Admirable Consejero…Padre Eterno y Príncipe de paz (Isaías 9:6). Si bien, no hemos convertido las piedras en pan, podemos convertir el pan, en piedras… y de molino.
este material es para los profesores que deseen usarlo en bien de la preparación de lideres para proclamar el evangelio de salvación.
Desea que le ayudemos contacte con el SETIDP mas acercano a usted o bien escribir a:
pastorvalle@hotmail.com
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Uno de los 8 aspectos fundamentales de las iglesias que crecen es “tener cultos inspiradores”, esto no se logra de la noche a la mañana, requiere oración, esfuerzo colectivo, capacitación, compromiso, humildad, especialmente de quienes lideran y ocupan el púlpito.
Las excelentes predicaciones, son un imán que atrae fácilmente a los oyentes, el mundo moderno está en penumbra, necesita y busca la Palabra de Dios.
Todos los aspectos salvíficos de los 66 libros, han de verse en las predicaciones efectivas. Los temas “light” solo entretienen, acarician, arrullan, pero no producen transformación interior, en los púlpitos adventistas, no deben haber exposiciones áridas, debe brillar la luz de la verdad.
Cabe destacar que Daniel y Apocalipsis con sus miles de verdades esenciales, son como la cadena del ADN, ambas vienen de la misma mente ¿por qué se escuchan tan poco en nuestros púlpitos?, porque hemos caído en la exposición meramente zoológica e histórica, sin presentar al eje de la salvación: al Admirable Consejero…Padre Eterno y Príncipe de paz (Isaías 9:6). Si bien, no hemos convertido las piedras en pan, podemos convertir el pan, en piedras… y de molino.
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Al hacer el estudio de hermenéutica, reconocemos la importancia de interpretar y practicar las enseñanzas bíblicas que fueron inspiradas por Dios, hay que nacer de nuevo para ser inspirados por el espíritu santo.
Una Guía P A S O A P A S O Para Realizar Mensajes Y Sermones Exposi...
Lectores bueniiiisimo
1. MINISTERIO DE LECTORES
a) El lector es oyente antes que proclamador de la Palabra
El heraldo de la Palabra, antes de anunciarla, tiene que haberla acogido en su corazón de forma que
esa Palabra que proclama pueda salir del corazón más que de la boca. Para ello necesita adoptar una
permanente actitud de conversión ya que de un corazón sucio no puede brotar palabra limpia.
De esta manera, introducido en los ministerios del Reino, se ve estimulado en la búsqueda de las virtudes
que no posee y de todo lo necesario para presentar la Palabra de forma que cautive al oyente y lo anime
a tomarla en consideración en su vida.
Para ello hace falta que no se quede en la letra sino que se deje iluminar por el Espíritu que la
inspiró y acompañó en su escritura, para que iluminado también por el mismo Espíritu pueda
proclamarla con calor que engendre hijos para Dios.
Por ello el lector no se puede contentar con cultivar las cualidades de un buen comunicador, sino que
tiene que dedicar tiempo al estudio y oración de esa Palabra es decir vivir lectio divina, para
identificarse con el sentido que Dios ha querido darle, dejándose empapar por el espíritu que la
animó. Si el Lector no recrea la Palabra que pronuncia, no la está haciendo actual en la Asamblea que la
recibe, y la Palabra litúrgica, es la que Dios nos dirige en el aquí y ahora de nuestra vida de creyentes.
De esta manera cada día, se irá superando la dicotomía entre Palabra que se proclama, la propia
santificación y la salvación de aquéllos que la escuchan con amor. Lo intelectual, lo espiritual y lo pastoral.
b) El lector es evangelizador, catequista y testigo de la Palabra que proclama
Evangelizar, celebrar y compromiso de vida configuran una trilogía inseparable en el quehacer de la
Iglesia y el instituido Lector de la Palabra tiene que tenerlo muy en cuenta en su vida espiritual.
Para proclamar la Palabra hay que creerla en el corazón, celebrarla con los signos sacramentales y
comprometerse en dejar que transforme nuestra vida. En consecuencia los rasgos que deben
configurar al que por ministerio es proclamador de la Palabra son estos:
- Asume, vive y se compromete gozosamente con el Evangelio que proclama
- Conoce y hace suyos los problemas de la gente con la que convive de forma que es capaz de
leer, interpretar y discernir la realidad en la que se encuentra inmerso de forma que la pueda
iluminar con la Palabra que proclama en la celebración
- El lector tiene que ser hombre libre que no se deja atrapar por ideologías teológicas o sociales
que tergiversan el sentido de la salvación integral del hombre que quiere la Palabra proclamada.
- Tiene capacidad crítica para sabe mirar la realidad en la que vive haciendo presente en ella el
Reino de Dios
- Hunde sus raíces en el trato de intimidad con Cristo con el que se va identificando por la gracia
del Espíritu.
c) Para proclamar la Palabra hay que reunir algunas cualidades
Es evidente que hay que saber leer, leer la línea siguiente mientras se está proclamando la anterior de
forma que se puedan prever las palabras difíciles o los posibles errores de impresión; para poder dar la
entonación conveniente en las pausas, puntos, interrogaciones, etc.
También habrá que tener en cuenta el timbre de la voz del que lee y la acústica del local en el que se
proclama la palabra. Los medios técnicos actuales permiten mejorar mucho estos elementos.
Pero sobre todo habrá que atender estos consejos antes de situarse ante un micrófono en el
ambón para proclamar la Palabra Litúrgica:
- VIGILAR LA POSICIÓN DEL CUERPO. NO SE TRATA DE ADOPTAR POSTURAS HIERÁTICAS Y
RÍGIDAS, PERO TAMPOCO LEER CON LAS MANOS EN LOS BOLSILLOS, CON EL CUERPO
ECHADO SOBRE UN SOLO PIE O SOBRE EL AMBÓN, CON ACTITUD DISPLICENTE.
- HAY QUE SITUARSE A UNA DISTANCIA ADECUADA DEL MICRÓFONO PARA NO SE
DISTORSIONE LA VOZ. NO EMPEZAR HASTA QUE EL MICRÓFONO ESTÉ BIEN SITUADO (UNOS 15
– 20 CM DE LA BOCA SEGÚN SU SENSIBILIDAD).
2. - LEER LENTAMENTE. HAY QUE LLEGAR AL ALMBÓN, RESPIRAR ANTES DE EMPEZAR,
ESTABLECER CON LA MIRADA CONEXIÓN CON LOS OYENTES Y LEER SOSEGADAMENTE
HACIENDO LAS PAUSAS OPORTUNAS PARA QUE SE PUEDA IR ASIMILANDO LO QUE SE OYE.
HACER UNA PAUSA, ALGO MÁS AMPLIA, ANTES DE DECIR: PALABRA DE DIOS, Y ESCUCHAR
DESDE EL AMBÓN LA RESPUESTA DEL PUEBLO. LEER CON APLOMO NO SE IMPROVISA, POR
ELLO HABRÁ QUE HACER LOS ENSAYOS NECESARIOS PARA CONSEGUIRLO CON
NATURALIDAD.
- VOCALIZAR BIEN. MOVER LOS LABIOS Y LA BOCA PARA PRONUNCIAR CORRECTAMENTE
CADA PALABRA Y CADA SÍLABA, NO ATROPELLARSE NO BAJAR EL TONO AL FINAL DE LA
FRASE. SIN AFECTACIÓN NI COMEDIA, PERO CON CONCIENCIA DE QUE ESTAMOS
PROCLAMANDO LA PALABRA DE DIOS QUE MERECE TODO EL RESPETO, VENERACIÓN Y AMOR
DE NUESTRA PARTE.
- TENEMOS QUE LEER SIN NECESIDAD DE COMERNOS EL LIBRO, CON SOLTURA, MIRANDO A LA
GENTE LEVANTANDO LOS OJOS DEL LIBRO, SOBRE TODO EN LAS FRASES QUE SEAN
INTERPELANTES. HAY QUE SABER CREAR CLIMA DE COMUNICACIÓN ENTRE LECTOR Y
AUDITORIO. HAY QUE EVITAR EL DAR SENSACIÓN DE QUE QUIERES ACABAR CUANTO ANTES
LA LECTURA ATROPELLANDO LAS FRASES LARGAS Y ESTAR CONTINUAMENTE SUBIENDO Y
BAJANDO LA CABEZA COMO SI SE TRATARA DE UN TIC NERVIOSO.
- HAY QUE LEER SIEMPRE CON LA CABEZA UN POCO LEVANTADA. LA VOZ RESULTA MÁS
CLARA Y SONORA Y SE PUEDE MIRAR SIN OBSTENTACIÓN AL PUEBLO.