El pastor cuidaba las tierras de un señor avaricioso. Un día, el pastor pidió al señor que le diera una pequeña porción de tierra a cambio de su trabajo. El señor, enfadado, le ofreció toda la tierra que cupiera dentro de una piel de becerro. El pastor sabía curtir pieles y, junto a su familia, cortó la piel en finas capas y estiró hasta cubrir mucho terreno. Viendo esto, el señor tuvo que darle la tierra al pastor, dando inicio al pueblo de Peal