La Virgen María y San José buscaban posada en Belén para el nacimiento de Jesús pero todas estaban completas, por lo que tuvieron que refugiarse en una cueva donde nació el Niño. Mientras, un ángel anunció a los pastores la buena nueva del nacimiento y la gente de Belén se enteró de la noticia, acercándose a conocer al recién nacido y ofrecerle sus regalos.