Los Tres Reyes Magos, guiados por una estrella, viajaron durante muchos días por senderos tortuosos para encontrar al recién nacido Jesús en un pesebre en Belén. Aunque se sorprendieron por la pobreza del alojamiento, su asombro duró poco cuando la estrella milagrosa se posó junto al Niño, y los Magos se postraron ante Él con humildad.