Este documento habla sobre la amistad y las lecciones aprendidas a través de experiencias con amigos a lo largo de la vida del autor. Describe cómo en la escuela e instituto tuvo amigas que prometieron amistad para siempre pero luego lo abandonaron. En la universidad encontró nuevos amigos en los que confió pero que también lo decepcionaron cuando más los necesitó. A pesar de las decepciones, el autor también encontró amigos leales que siempre lo han apoyado. Agradece a todos sus amigos porque a través de ellos ha aprendido valiosas lecciones sobre la
Queridos amigos,
Reciban con mucha alegría ese precioso mensaje de La Jardinera donde nos comparte el valor de la Amistad.
En espera de sus reflexiones.
El grupo de La Jardinera
Si mueres antes que yo, pregunta si puedes
llevar contigo a un amigo.
Si vives cien días, yo quiero vivir 100 menos uno,
para no tener que vivir sin tí.
Los verdaderos amigos son como la salud;
nunca conoces su gran valor hasta que la pierdes.
Queridos amigos,
Reciban con mucha alegría ese precioso mensaje de La Jardinera donde nos comparte el valor de la Amistad.
En espera de sus reflexiones.
El grupo de La Jardinera
Si mueres antes que yo, pregunta si puedes
llevar contigo a un amigo.
Si vives cien días, yo quiero vivir 100 menos uno,
para no tener que vivir sin tí.
Los verdaderos amigos son como la salud;
nunca conoces su gran valor hasta que la pierdes.
1. Los buenos amigos son como estrellas… No siempre las ves, pero sabes
que siempre están allí
Amistad, esa extraña palabra… Últimamente estoy inspirada para escribir, o para contar cosas
de mí, o las dos cosas… Y esta vez le ha tocado a la amistad. Amigos, esos curiosos seres que se
pasean por tu vida y no siempre permanecen en ella.
Hace ya tiempo que dejé de pensar en la amistad como algo fácil de conseguir. Es algo que
cuesta un duro trabajo del cual no siempre se obtienen buenos resultados.
Todavía recuerdo la época de mi vida en la que empecé a considerar a las personas como
“amigos”. En el colegio me forjé mis amiguitas, con las que pasé también al Instituto. Qué
bonita es la inocencia pero qué amarga cuando la pierdes… Estaban las palabras de “amigas
para siempre”, “para lo bueno y para lo malo”, “siempre que me necesites y cuando no también”
(suena casi igual que una relación, e igual de falso). Todo era de color de rosa (quizás por eso
ahora asocie ese color con algo malo); hasta que llegó el día en el que abrí los ojos. A la
temprana edad de mis 20 añitos, me habían dado muchas “patadas”, “puñaladas” (pongáse
cualquier significativo que signifique intento de arruinarte la vida); pero nunca había sido por
parte de “un/a amigo/a”. Hasta que ese día llegó, y las amigas “para siempre” decidieron un
buen día que yo era prescindible en sus vidas. Otra “amiga para siempre” les dio a escoger: “Ella
o yo” (por si lo pensáis, sí, esa chica y yo no nos hablábamos, jeje). Y la elección era sencilla; al
menos su excusa hacia mí fue: “no es nada personal, tú nos caes genial, pero ella tiene coche y
2. sale por las noches, y tú no”. Eso duele, y mucho. Te rompe algo por dentro pero te ayuda a
madurar rápido, a ser fuerte y diría que a saber elegir mejor, pero no… el ser humano siempre
tropieza dos veces con la misma piedra, y no iba a ser yo menos…
Exacto, volví a caer. Pasé a la Universidad sin mucha esperanza de hacer amigos (es un
pequeño problema que tengo por decir siempre lo que pienso), pero una vez más me equivoqué
e hice amigos maravillosos (pobre ilusa). Pasé de “amigos para siempre” a “por ellos sí que
pondría la mano en el fuego”… Menos mal que las palabras son solo eso, palabras, si no ahora
tendría dos muñones o las manos de Freddy Krueger. Lo más gracioso es que te sueles dar
cuenta de con quién “compartes tu vida” en el peor momento de tu vida. El mío fue, de lleno en
fecha de exámenes, cuando mi padre tuvo un accidente de coche y cuando tuve que encargarme
de más cosas de las que podía hacer frente (extrañamente logré aprobarlo todo). Lo positivo es
que descubrí quienes eran amigos y quién no (la culpa mía por usar esa palabreja tan a la
ligera). Bueno, el resultado es que justo en ese momento en el que más necesitaba un amigo,
me “la metieron doblada” (perdón por la expresión). Y eso también duele y mucho.
No fueron los últimos. Años después compartí piso con una amiga (otra vez la falsa palabra)
muy maja. Y mientras confiaba en ella me estaba enemistando con gente y poniendo palabras
en mi boca que yo nunca había dicho. Eso también duele cuando te enteras de ello, y más aún si
se lo cuentas al que consideras tu mejor amigo y al cabo del tiempo te das cuenta de que
estaban saliendo juntos y que no te habían dicho nada…
A todos ellos les doy las gracias, sí, en serio ¡Gracias! Porque por vosotros, me he forjado como
persona, he aprendido a soportar mejor el dolor, a saber elegir (al menos eso creo), he
aprendido a vivir (de las cosas malas se
aprende muchísimo).
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Pratchett »
Pero no todo fue así, también he conocido
buena gente (sí, en serio). Personas que
siempre han estado ahí, a mi lado, que siguen
estando y a las que va dirigida esta entrada.
No todo en el Instituto fue malo, de hecho dos
de mis mejores amigas provienen de allí. De
3. vez en cuando encuentras rarezas, curiosos seres a los que no les importa escuchar la verdad,
es más agradecen tu sinceridad y te aprecian por ello. Y ahí siguen estando, al pie del cañon,
interesándose por mí cuando me ven felices, y dándome su apoyo inconcidional en los malos
momentos (así que gracias, chicas, aunque sé que no váis a leer esta entrada). Y también hallé
diamantes en bruto en la facultad ¿por qué no?. Gente muy distinta entre sí (cosa que me
encanta), pero que se conocen entre sí y se lleva bien (mejor todavía). Personitas a las que no
puedo ver con la frecuencia que me gustaría pero que sé que puedo contar con ellas (eh,
Tocayo?), o algun@s con los que quedo siempre que puedo, al menos para hacernos unas
“cervecitas” y contarnos nuestras penas y alegrías (no hace falta decir nombres) o cierta
cabecita loca a la que veo mínimo unas 40 horas diarias más las que añadimos cuando nos viene
en gana (jeje). Y luego están “los añadidos porque sí”, amig@s de tus amig@s que un buen día
y sin darte cuenta adviertes que se están convirtiendo en tus propios colegas (interesante).