Un grupo de duendes malvados solía burlarse de los indefensos en un bosque encantado, pero el Gran Mago les lanzó un conjuro para que sus insultos no tuvieran efecto y cada día se volvieran más feos e irritables. Con el tiempo, los duendes se dieron cuenta de lo que se habían convertido y decidieron cambiar sus formas, y el mago les enseñó a ver lo bueno en sí mismos y los demás, poniendo fin al acoso y restaurando la paz en el bosque.