Una máquina virtual permite ejecutar un sistema operativo de forma simulada dentro de otro sistema operativo real. Esto permite probar sistemas operativos sin necesidad de instalarlos directamente, ejecutar múltiples sistemas operativos aislados en una misma máquina, y consolidar servidores para compartir recursos y reducir costos. Las máquinas virtuales crean discos y otros recursos de forma simulada a través de archivos, lo que facilita probar configuraciones sin hardware adicional.