La capa de ozono se extiende entre los 15 y 40 km de altitud y contiene el 90% del ozono atmosférico, el cual absorbe la radiación ultravioleta dañina. El ozono se forma por la acción de la luz solar sobre el oxígeno. Algunos productos químicos como los clorofluorocarbonos liberan átomos de cloro que destruyen las moléculas de ozono, amenazando esta capa protectora.
1. MARCO TEORICO
LA CAPA DE OZONO
Se denomina capa de ozono, a la zona de la estratosfera terrestre que contiene
una concentración relativamente alta1 de ozono. Esta capa, que se extiende
aproximadamente de los 15 km a los 40 km de altitud, reúne el 90% del ozono
presente en la atmósfera y absorbe del 97% al 99% de la radiación ultravioleta de
alta frecuencia.
A pesar de su frecuente utilización, el término "Capa de ozono" es entendido,
generalmente, de una manera que se presta al equívoco. El término sugiere que, a
una cierta altura de la atmósfera, existe un nivel de ozono concentrado que cubre
y protege la tierra, a modo de un cielo que estuviese encapotado por un estrato
nuboso. Lo cierto es que el ozono no está concentrado en un estrato, ni tampoco
por lo tanto, está situado a una altura específica, si no que es un gas escaso que
está muy diluido en el aire y que, además, aparece desde el suelo hasta más allá
de la estratosfera. (Mercedes,2005)
LA CAPA DE OZONO ENTRE EL SOL Y LA TIERRA
El ozono se forma por acción de la luz solar sobre el oxígeno. Esto lleva
ocurriendo muchos millones de años, pero los compuestos naturales de nitrógeno
presentes en la atmósfera parecen ser responsables de que la concentración de
ozono haya permanecido a un nivel razonablemente estable. A nivel del suelo,
unas concentraciones tan elevadas son peligrosas para la salud, pero dado que la
capa de ozono protege a la vida del planeta de la radiación ultravioleta
cancerígena, su importancia es inestimable. Por ello, los científicos se
preocuparon al descubrir, en la década de 1970, que ciertos productos químicos
llamados clorofluorocarbonos, o CFC (compuestos del flúor), usados durante largo
2. tiempo como refrigerantes y como propelentes en los aerosoles, representaban
una posible amenaza para la capa de ozono. Al ser liberados en la atmósfera,
estos productos químicos, que contienen cloro, ascienden y se descomponen por
acción de la luz solar, liberando átomos de cloro que reaccionan fuertemente con
las moléculas de ozono; el monóxido de cloro resultante puede, a su vez,
reaccionar con un átomo de oxígeno, liberando otro átomo de cloro que puede
iniciar de nuevo el ciclo. Otros productos químicos, como los halocarbonos de
bromo, y los óxidos de nitrógeno de los fertilizantes, son también dañosos para la
capa de ozono.
Las primeras evidencias sobre la destrucción del ozono debida a los CFC se
remontan a la década de 1970 y llevaron a la firma, en 1985, del Convenio de
Viena para la Protección de la Capa de Ozono, cuyo principal cometido era
fomentar la investigación y la cooperación entre los distintos países. En mayo de
ese mismo año, varios científicos británicos publicaron un documento que
revelaba y confirmaba la disminución espectacular de la capa de ozono sobre la
Antártida. El llamado agujero de la capa de ozono aparece durante la primavera
antártica, y dura varios meses antes de cerrarse de nuevo. Otros estudios,
realizados mediante globos de gran altura y satélites meteorológicos, indicaban
que el porcentaje global de ozono en la capa de ozono de la Antártida estaba
descendiendo. Vuelos realizados sobre las regiones del Ártico, descubrieron que
en ellas se gestaba un problema similar. Estas pruebas llevaron a que, el 16 de
septiembre de 1987, varios países firmaran el Protocolo de Montreal sobre las
sustancias que agotan la capa de ozono con el fin de intentar reducir,
escalonadamente, la producción de CFCs y otras sustancias químicas que
destruyen el ozono. En 1989 la Comunidad Europea (hoy Unión Europea) propuso
la prohibición total del uso de CFC durante la década de 1990. En 1991, con el fin
de estudiar la pérdida de ozono global, la NASA lanzó el Satélite de Investigación
de la Atmósfera Superior, de 7 toneladas. En órbita sobre la Tierra a una altitud de
600 km, la nave mide las variaciones en las concentraciones de ozono a diferentes
altitudes, y suministra datos completos sobre la química de la atmósfera superior.
3. EL OZONO BUENO Y EL OZONO MALO
Para no confundir el ozono bueno y el ozono malo aremos una pequeña
explicación. El 90% de las moléculas de ozono se encuentran en la alta atmosfera
y forman nuestra capa protectora de ozono. Pero el ozono también está presente
en niveles más bajos de la atmosfera LA TROPOSFERA.
En la ESTRATOSFERA el ozono nos protege de las radiaciones peligrosas UV;
sus efectos son positivos. Pero a una altura menor, es decir el la TROPOSFERA
se convierte en un contamínate dañino para los animales y vegetales, puede
provocar problemas respiratorios, enfermedades pulmonares, irritación de los ojos
y asma. Para concluir el ozono bueno se encuentra en LA ESTRATOSFERA y el
malo en LA TROPOSFERA
Los principales agentes de destrucción del ozono estratosférico, son mayormente
el cloro y el bromo libres, que reaccionan negativamente con ese gas.
Las concentraciones de cloro y bromo naturalmente presentes en la atmósfera,
son escasas especialmente en la estratosfera y por consiguiente, pobres en la
generación del agujero de ozono, en cuanto a su extensión y los valores
recientemente observados.
El cloro, en las proporciones existentes, debe su presencia en la atmósfera a
causas antropogenias, especialmente desde la aparición de los clorofluocarbonos
(CFC) sintetizados por el hombre para diversas aplicaciones industriales.
La forma por la cual se destruye el ozono es bastante sencilla. La radiación UV
arranca el cloro de una molécula de clorofluorocarbono (CFC). Este átomo de
cloro, al combinarse con una molécula de ozono la destruye, para luego
combinarse con otras moléculas de ozono y eliminarlas.
El proceso es muy dañino, ya que en promedio un átomo de cloro es capaz de
destruir hasta 100.000 moléculas de ozono. Este proceso se detiene finalmente
4. cuando este átomo de cloro se mezcla con algún compuesto químico que lo
neutraliza. (Marinsalta. 2008)
EL SOL
El Sol es una estrella que está en el centro de nuestro sistema solar. Nueve
planetas giran alrededor del Sol; la Tierra, en la que vivimos, es uno de ellos. Es la
estrella más cercana a nuestro planeta, por esta razón, es el objeto más brillante
del cielo. Y además es tan grande que un millón de Tierras cabrían en él.
Nuestro Sol es esencial para nuestra vida diaria: nos envía la radiación y la
energía necesaria para mantenernos calientes, y luz para poder ver. La energía
del Sol nos permite vivir en nuestro planeta. La Tierra está a una distancia tan
perfecta del Sol - ni demasiado lejos, ni demasiado cerca - que es el único planeta
del sistema solar donde se puede encontrar vida.
LA TIERRA
Una atmósfera rica en oxígeno, temperaturas moderadas, agua abundante y una
composición química variada permiten a la Tierra ser el único planeta conocido
que alberga vida. El planeta se compone de rocas y metales, sólidos en el exterior,
pero fundidos en el núcleo.