Tras investigar en internet y realizar encuestas con médicos, padres y niños, los autores concluyeron que una forma de ayudar a los médicos a facilitar su trabajo y a los niños a superar el temor a los exámenes es asociar la medicina con el juego. Proponen utilizar aparatos clínicos con forma de juguetes en lugar de los equipos reales para lograr los mismos resultados de una manera menos atemorizante para los pacientes infantiles.