Musica para Dios es una forma de alabanza perfecta para el Creador
1. CUIDAR Y PROTEGER
“Todos los que de algún modo dan el precioso servicio del canto y de la música en la celebración, merecen una
atención especial, como la de quien sirve a la Palabra celebrada.” (Ac. Lit. nro. 126)
Cuidar: sí cuidar a los músicos. Es necesario cuidar a los músicos de sus propios sentimientos y del manejo de
sus emociones.
¿Cómo se sienten algunos músicos?
Algunos se sienten indefensos y desprotegidos, y les cuesta crecer porque tienen complejos de inferioridad y
baja autoestima.
Otros sienten tanta inseguridad que andan buscándole reconocimiento y la aprobación de otras personas; esto los
lleva a no tener un equilibrio en sus emociones.
Otros disfrazan la inseguridad con un falso orgullo, como un mecanismo de defensa en contra de los ataques de
aquellos que “no los comprenden”.
Y así, el músico se vuelve más solitario, sumiéndose en sus malas actitudes porque no tiene a nadie a su
alrededor para cuidar de él. Uno de los síntomas de esta clase de músico es que habla mucho de él mismo, de
sus logros y triunfos. Piensa que diciendo todos los lugares que ha visitado y lo que ha logrado será mejor
recibido, y no se da cuenta de que esto lo lleva a un distanciamiento con la gente que no le gusta escuchar a una
persona que sólo habla de sí misma. Esta inseguridad ha llevado a muchos al borde de la desesperación, ah
tomar malas decisiones que cambian el rumbo de sus vidas.
Proteger: proteger es un compromiso más serio que requiere valor, entrega y decisión. No cualquiera está
dispuesto a proteger a otro, porque no todos estamos dispuestos a correr el riego de ser heridos en la batalla,
porque al proteger nos exponemos a que nos alcance a nosotros el tiroteo del enemigo. Muchos han sido heridos
y ha muerto en el campo de acción, porque faltó quién protegiera a los más débiles e inexpertos. Los que ya
tienen más tiempo en el Señor deben proteger a los que tienen menos tiempo, enseñándoles a defenderse en
contra de las trampas del enemigo, basados en la Palabra de Dios y en las experiencias mismas que hemos
vivido.
¿Y de qué los vamos a proteger?
De la vanagloria. Orar para que no la tenga, y , además, llevar con el músico una buena relación como para
poder decirle con toda confianza que está cayendo en la vanagloria. Estar dispuestos a prevenirlo para que esto
no suceda.
De los ataques de las personas que no comprenden algún ministerio específico de algún músico. En otras
palabras es protegerlos de las “malas lenguas” que hablan cosas falsas y mentiras de sus vidas y de su
ministerio. Porque tarde que temprano, si Dios está usando a los músicos, habrá acusadores. Para esto debemos
prepararlos y protegerlos.
De las propuestas mundanas. Protegerlos de todas las tentativas invitaciones a tocar en algún club nocturno o
lugares donde se le da rienda suelta a los vicios. Les prometen fama y dinero, pero son propuestas que han
desviado a muchos músicos de su relación con el Señor.
De los sentimientos de inseguridad e inferioridad que los llevan a la depresión e inestabilidad emocional.
Cuando veamos a un músico caer en esto, debemos ponerle atención y pasar tiempo con él. Animarlo con la
Palabra de Dios, con oración, invitarlo a salir, darle muestras de afecto que lo hagan sentirse amado y aceptado.
De las influencias negativas del mundo y de la música secular. La música del mundo ha sido unas de las armas
que Satanás ha usado con astucia para debilitar al músico en la lucha de la fe. Porque la música tiene su propio
poder espiritual, y el enemigo predica a través de esa música e inconscientemente está entrando en nuestro
espíritu para llegar a ser parte de nuestra propia vida. Porque la música es una comunicación de espíritu a
espíritu y Satanás lo sabe bien.
De la instabilidad y falta de compromiso con su Iglesia local. Ayudarlos a ser puntuales, comprometidos y fieles
a sus reuniones.
De las malas compañías. Porque los músicos tienen una atracción casi natural a todo lo raro o diferente. Hay que
ayudarlos a saber discernir entre lo santo y lo profano y a que por ellos mismos puedan elegir sus compañías.
Estas son sólo algunas sugerencias que se proponen para proteger y cuidar a los músicos. En nosotros está el
seguir pidiendo al Señor que nos de su mismo sentir para “cuidar y proteger” a nuestros músicos, que son una
bendición en nuestra vida. Y no nos olvidemos de darle gracias a Dios por todas las personas que en algún
momento de nuestra vida nos han cuidado y protegido.
Verónica Carello dj