El padre agradece a Dios por haber salvado la vida de su hijo Edgar después de un accidente inesperado, por la solidaridad de amigos y familia durante ese momento difícil, y por la salud y el trabajo que les permite vivir con dignidad. Le pide a Dios fuerza para perdonar y un gran corazón para amar.

1. Padre mío: Te doy gracias por la vida de todos los miembros de nuestra familia, pero de manera especial por la vida de Edgar, que estuvo a punto de extinguirse y que vos Señor, nuestro Padre misericordioso, decidiste conservarla. Gracias Dios mío por la solidaridad con que fuimos honrados, en los duros momentos de dolor que vivimos por un inesperado accidente. Gracias Padre nuestro por la salud, por el trabajo que nos permite vivir dignamente, gracias por habernos rodeado de tan excelentes amigos que sufren con nuestras penas y gozan por nuestras alegrías, gracias, en fin, por permitirnos compartir este momento de alabanza a ti Dios Hijo, Divino Niño, en este piadosa novena. Danos la fuerza suficiente para perdonar y un corazón inmensamente grande para amar. TE LO PEDIMOS SEÑOR.<br />