Don Juan Bosco fundó el Oratorio de Valdocco en el siglo XIX en Turín para instruir a jóvenes basándose en el juego y la diversión. Acogió a muchos niños sin hogar de las calles y les enseñó en la escuela, iglesia y patio. Margarita, la madre de Juan Bosco, también ayudaba. Un día encontró a Simón, un niño huérfano que pedía en la calle, y lo llevó al Oratorio donde se integró, aprendió y disfrutó de su infancia hasta que murió