Don Bosco conoce a un niño llamado Bartolomé Garelli mientras este robaba una manzana. Don Bosco se compadece del niño huérfano y analfabeto y le enseña a rezar un Avemaría, dándose cuenta que podía ganarse su confianza. Don Bosco le pide a Bartolomé que regrese la siguiente semana con sus amigos, lo que marca el inicio del Oratorio de Don Bosco donde podían reunirse los niños para jugar y aprender sobre la fe.