El pabellón suizo para la Expo 2000 diseñado por Zumthor se presenta como un edificio de aparente simplicidad que logra transmitir gran intensidad. A través de decisiones muy serenas, Zumthor crea un espacio que resulta cercano pese a su complejidad. El pabellón responde plenamente al programa planteado sin banalizar su contenido, plasmando la idea a través de los materiales y la forma del edificio. Al entrar, los sentidos se ven atrapados por las cualidades del lugar que guían la experiencia sin