El salmista recuerda las promesas de Dios que lo alentaron y le dieron vida durante sus angustias, a pesar de que los soberbios se burlaban de él. El salmista se consuela al recordar los antiguos designios del Señor y encuentra consuelo en Sus mandamientos, aunque se indigna por los malvados que abandonan la ley de Dios.

1. (603)

2. ACUÉRDATE DE LO QUE DIJISTE A TU SERVIDOR,
PORQUE ESA PALABRA ALENTÓ MI ESPERANZA.
SALMO 119:49
ESE FUE MI CONSUELO EN LAS ANGUSTIAS; TUS
PALABRAS ME DARÁN VIDA.
SALMO 119:50

3. AUNQUE LOS SOBERBIOS SE BURLABAN DE MÍ, YO
NO ME DESVIÉ.
SALMO 119:51
RECUERDO TUS ANTIGUOS DESIGNIOS, SEÑOR, Y
ESO ME CONSUELA.
SALMO 119:52

4. YO ME INDIGNO A CAUSA DE LOS MALVADOS QUE
ABANDONAN TU LEY.
SALMO 119:53
TUS MANDAMIENTOS SON COMO DULCES CANCIONES
PARA MÍ, EN EL LUGAR DE MI DESTIERRO.
SALMO 119:54