Un voluntario español viajó solo a la India en 2010 para enseñar inglés y matemáticas a niños huérfanos en un campamento durante mes y medio. Al principio, los niños eran tímidos y desconfiados, pero con el tiempo desarrollaron una amistad y cariño hacia los voluntarios. La despedida fue más difícil de lo esperado debido a los lazos que se habían creado.