La maestra Luana recuerda a su alumna Martina, diciendo que es un pedazo de su vida desde el día en que entró a su corazón. Guarda en papel de seda los recuerdos hermosos de los días pasados juntos, donde saltaron, jugaron, cantaron y bailaron mientras Martina aprendía. Aunque Martina es una niña más, también es única e irrepetible para su maestra.