Cruzando una verja forjada (testigo de miles de bienvenidas y despedidas durante sus ya casi 90 años de historia) y tomando el camino de tilos y arces que se abren lentamente, se va descubriendo el Hotel Real: un edificio blanco que se impone sobre el visitante y que es, en sí mismo, una pieza histórica -fue inaugurado en 1917 por iniciativa de Alfonso XIII, para alojar a la Corte de la familia Real durante sus veraneos en Santander, en los tiempos en los que comenzaba una nueva moda: Los Baños de Ola, y desde entonces ha participado en los acontecimientos más importantes de la ciudad-. Nada más acceder al Hotel el visitante se detiene por un instante y ante él se despliega una galería de salones, amplios, luminosos, con rincones atravesados por rayos de luz que juegan con las sombras. Aquí y allá sus huéspedes ajenos a todo, charlan, leen, pasean o simplemente observan pensativos, en algún sillón confortable, la belleza de la bahía de Santander. El Hotel Real se encuentra en un alto estratégico y eso le hace contar con las mejores vistas de la ciudad, tanto las del Mar Cantábrico extendiéndose hasta el horizonte, como las de la Bahía, atravesada por la playa de El Puntal. Las mismas vistas que seguro se pararon a contemplar otros ilustres visitantes: Severo Ochoa, Rostropovich, Cela, Alberti, Zubin Metha... Los 5 sentidos parecen ponerse en guardia, deseando no perderse nada de lo que el Hotel Real ofrece: el Bar Theros “engancha” y sin darse cuenta uno ha pasado una tarde entera sin moverse del sillón, o su espléndida Terraza, desde donde dicen escribió Jorge Sepúlveda aquella canción “Mirando al mar soñé, que estaba junto a ti...”; El Restaurante “El Puntal” uno de los pocos de la región que forman parte del Club de Calidad Cantabria Infinita (para los más románticos ameniza sus cenas los viernes y los sábado con un pianista); “La Rosalera”, un salón acristalado abierto a un jardín (con más de 80 especies de Rosas) donde degustar durante el desayuno sin prisas ni estrés todo lo que ofrece su amplio buffet. Por si este oasis de tranquilidad, vistas, luz y comodidad no fuera suficiente el Hotel Real ha construido, en las antiguas cocheras del Hotel, un Centro de Talasoterapia vanguardista con más de 1400 m2 dedicados al relax, la puesta en forma y la belleza integral. Este Centro de Talasoterapia (Thalassa: mar y Terapia: curación) es de los pocos en España que basan sus tratamientos en las propiedades benéficas de los elementos del mar: Agua, algas, sal, los barros y la arena, cuenta además con un Espacio Hidromarino, una zona común con área dinámica de agua de mar a 32º, jacuzzi marino, sauna, baño turco, aromaterapia... Ofrecen tratamientos para todos los gustos según las necesidades y duración, así como técnicas novedosas: masaje de azucar moreno, por ejemplo, o su inolvidable Masaje Real de 70 minutos.