El documento describe el delito de "grooming" o acoso cibernético, donde un adulto se gana la confianza de un menor a través de redes sociales con el objetivo de explotarlo sexualmente. Se recomienda que los padres supervisen la actividad en línea de sus hijos y que los menores no compartan información personal ni envíen fotos íntimas a desconocidos. El grooming generalmente involucra la construcción de lazos emocionales falsos durante semanas o meses antes de solicitar material pornográfico.