El documento describe el contraste entre el interior limpio y ordenado de la terminal del aeropuerto José Joaquín de Olmedo y el exterior sucio con polvo acumulado, pintura sucia y ventanas sin limpiar. El autor se pregunta cómo la administración del aeropuerto y la concesionaria a cargo no se han dado cuenta de esta situación y no han tomado medidas para corregirla y evitar críticas.